Son las cuatro de la tarde de este lunes 18 de enero. Acabo de terminar de secar la cámara que la lluvia me mojó mientras tomaba imágenes de la obra de acceso al puerto local.
Lunes 18 de enero. El viejo paredón de Depietri ya no existe más.
En pocos días se verán importantes avances en una obra que, para bien, cambiará la cara de ese sector de la ciudad y el paredón quedará en el recuerdo.
Pero ocurre una cosa rara. En la memoria de los hombres puede que el recuerdo del viejo paredón de Depietri se vaya apagando, pero con la historia la cosa es distinta. La historia suele ser más cruel en eso de perdonar. El hombre olvida, la historia no.
San Pedro es cuna del nacimiento de uno de los próceres de Mayo. Un religioso firmante de la carta de la independencia. Fray Cayetano Rodríguez nació en San Pedro en una casa que hoy no existe más.
Seguramente cuando se la tiró abajo habría valederos motivos para hacerlo. Visto a la distancia, resulta imperdonable.
No imagino a Yapeyú tirando la casa de San Martín para hacer una calle, shopping o lo que fuera.
La diferencia la hacen los hombres que deciden. Si sus mentes se proyectan hacia delante, comprendiendo un período histórico prolongado en el futuro, considerarán las cosas de una manera. Si sus mentes solo alcanzan para idear respuestas que solucionen problemas puntuales, van a demoler sin dudas la casa de San Martín para hacer una calle o un shopping.
¿No había otro lugar para acceder al puerto?
Que haya caído el paredón de Depietri no es nada si lo comparamos con la casa de Fray Cayetano Rodríguez, donde ni siquiera una mísera placa la recuerda.
Imaginen ustedes a la sociedad estadounidense no sabiendo donde nació Washington, o Jefferson, o Payne. Bueno, en San Pedro nació el equivalente de uno de ellos para nuestra nación del que ni siquiera recordamos todos los años, como se debiera, la fecha de su nacimiento o conmemoramos la de su muerte.
Lunes 18 de enero, cayó el viejo paredón de Depietri. Nada, comparado con el Fray, pero si parte del más importante proyecto que haya conocido esta población en toda su historia. Un proyecto independientista y que seguramente el fraile sampedrino hubiese apoyado con entusiasmo de haberlo conocido. Un proyecto que fue desbaratado por vergonzosos funcionarios apretados por sus amos ingleses.
Porque hablar del proyecto de Eduardo Depietri es hablar de Chacabuco y Maipú, es hablar de Tucumán y Salta. Es hablar de un proyecto que buscó nuestra independencia creando un ferrocarril que escapara del caprichoso esquema inglés pensado para una colonia.
Hoy, lunes 18 de enero, cayó el viejo paredón de Depietri. Nosotros lo perdonamos porque vamos a tener un mejor acceso al puerto. La historia no va a ser tan benévola.