Desde diciembre de 1975 hasta 1978, según su legajo, el suboficial Abel Scollo estuvo en comisión en la Zona IV, que dependía de Campo de Mayo e incluía San Nicolás, Campana y Baradero. “Andamos en la lucha contra los terros”, contaba. Como tampoco ocultó sus tareas sucias mientras regían las leyes de impunidad, abundan testigos que lo incriminan.
Víctor Hofer le contó a su prima que se sentía “perseguido y vigilado” por Scollo, quien le pidió plata a su hermano “para sacarlo de una lista negra”. Ante la negativa, le advirtió: “Nunca vayas a las estaciones de Zárate o Campana porque te voy a levantar”. Los Hofer fueron secuestrados en abril de 1976, igual que Rubén Di Pasqua y Rubén Reynoso, visto en cautiverio en la Brigada de San Nicolás. Habrían estado en un centro clandestino en la vieja escuela de Campo Salles, sobre Ruta 188. Los cadáveres de Oscar Hofer y Reynoso aparecieron en el Río de la Plata con típicos signos de los ejecutados en vuelos. Otro testigo apuntó que Scollo dejó de asistir al teatro tras los secuestros. Cuando los Hofer llevaban años desaparecidos, contó la prima, Scollo extorsionó a la familia. En 1993 lo encontró como vocero del intendente. Lo acusó por las desapariciones y “le cambió el semblante”. Entonces comenzó a sufrir “persecuciones” desde la radio.
Un vecino lo vio comandar un operativo en Campana. Scollo lo admitió en televisión. “A esos dos póngamelos contra la pared, son subversivos”, ordenó. Recordó que “tenía un grupo de soldados”, que llevaba una carpeta con “documentación de subversivos” y que se disfrazaba con “anteojos ahumados”. A un periodista le dijo que “esos operativos eran rutinarios”. Tres testigos fueron incluidos en programas de protección tras recibir amenazas. En noviembre, el fiscal Juan Murray pidió la detención de Scollo. El mes pasado, en una carilla y media, Villafuerte Ruzo escribió que “por el momento” no encontraba “motivaciones”. Murray apeló y le reclamó al juez que deje de entorpecer la investigación.
Nota firmada por Diego Martínez