En el marco del seguimiento que el INTA realiza para conocer el avance de los cultivos, y comparando con los datos históricos que se llevan desde hace 45 años, los durazneros contarían con los requerimientos de frío necesarios para cargar fruta. Los técnicos aclararon, sin embargo, que “ahora hay que esperar por el comportamiento de los otros factores que inciden en la producción”.
Los durazneros, nectarinas y ciruelos son especies frutales originarias de climas con estaciones definidas. En invierno, las plantas entran en reposo para defenderse de las bajas temperaturas. Este período debe cumplir con determinadas características para aportar a la brotación y posteriormente a la floración, y depende según las variedades.
En San Pedro se llevan adelante dos modelos para medir el frío que reciben los frutales en este período: horas y unidades. Mientras las horas-frío (HF) se definen como la acumulación del número de horas que la planta está expuesta a temperaturas menores o iguales a 7 grados, las unidades-frío (UF) son el resultado de un cálculo que se hace entre aquellas horas en que la temperatura alcanza un valor óptimo y aquellas en que no lo alcanza. Este último es un modelo más flexible y considera la efectividad relativa de la temperatura.
En lo que va del 2010 se llevan registrados valores que no difieren de los promedios históricos que corresponden a 45 años de datos. Hasta el 31 de julio se acumularon 453 horas de frío, apenas un poco más de las 443 promedio para la misma fecha. En el caso de las unidades-frío, en cambio, el acumulado fue inferior al promedio de 635, con 599,5 contabilizadas. Después del 31 de julio esta tendencia al promedio se acentuó, por lo que en función de las necesidades de frío específicas de las variedades comercialmente plantadas en la zona, es razonable esperar que haya una adecuada floración y brotación, factores fundamentales a la hora de hacer especulaciones sobre el desempeño de la campaña que se avecina. Ahora habrá que esperar que las heladas tardías, la disponibilidad de agua y los imponderables climáticos no afecten negativamente estas previsiones.