La cola fosilizada de un armadillo gigante fue hallada durante los trabajos realizados por una excavadora en la empresa “Tosquera San Pedro”.
El descubrimiento fue realizado por el maquinista Fausto Capre, quien advirtió un objeto que afloraba en el sedimento que estaba excavando.
Inmediatamente dio aviso al equipo del Museo Paleontológico de San Pedro, que constataron que se trataba de gran parte del tubo caudal o “cola” de un mamífero prehistórico.
Una vez acondicionado el fósil se intercambiaron imágenes y opiniones con el Dr. Alfredo Zurita, del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL-CONICET), especialista en el estudio de grandes armadillos fósiles, ya que se suponía que la curiosa cola había pertenecido a uno de estos extintos animales.
A criterio del especialista “es indudablemente de un Neosclerocalyptus” y agrega que “un problema que yo detecté con estas estructuras, en este género, es que hay un alto grado de variación intraespecífico, así que es muy difícil llegar a identificar a nivel especie sólo con el tubo caudal” y observa que “de hecho, creo que es lo que más se modifica dentro de una misma especie.”
El dato significa que las ornamentaciones o dibujos presentes en estos fósiles varían mucho aún entre miembros de la misma especie y esto hace que se necesiten otras partes del cuerpo para llegar a una identificación más profunda.
En este caso sólo se podrá saber que la cola descubierta fue de un Neosclerocalyptus, un armadillo gigante que llegaba a medir unos 2 metros de largo, pesaba unos 120-130 kilogramos, poseía una coraza de 1 cm de espesor, aproximadamente, y su alimentación era herbívora.
Habitó la zona en gran número y se extinguió hace unos 8.000 años.