Fue presentado anoche, en un acto que tuvo lugar en el Salón Dorado de la Municipalidad, el objeto histórico más antiguo de San Pedro.
Se trata de una puerta que perteneció al primer convento franciscano, y que data de entre 1750 y 1755. El elemento fue donado por la familia Young.
El Director de Cultura, José Luis Aguilar, informó que “el Municipio se entera de este objeto hace un tiempo, cuando nos informó la misma familia que tenía colocada esta abertura en un viejo galpón del barrio Independencia desde hacía un siglo atrás”.
La importancia del objeto fue descubierta cuando sus propietarios vieron una fotografía en un libro del licenciado Américo Picagli de una ventana del convento, advirtiendo que las características son similares. “Esa ventana desapareció y esta puerta del convento era la única pieza que quedaba en la actualidad” explicó Aguilar.
El Director de Cultura detalló el objeto redescubierto: “Es una puerta bajita de aproximadamente un metro ochenta, un arco de cuarto punto arriba, un metro de ancho, construida con una madera que suponemos que es lapacho blanco, hecha con hachuela y elementos muy rudimentarios”. Uno de los datos que permitió la identificación de la puerta fueron los herrajes. “Los herrajes nos permiten identificar la puerta están hechos en forja y a golpe de martillo y con formas muy características de los herrajes españoles del siglo XVIII” indicó Aguilar.
El proceso de recuperación del objeto se extendió durante un tiempo considerable: “La puerta fue en su momento acondicionada. Hubo que sacarla de la pared en donde estaba, hubo que desarmarla para hacer una limpieza, se conservó la originalidad de la pintura, se puso un sellador a la madera para que se preserve y se aplico una placa que la soporta sin injerencia en la madera”.
La puerta será expuesta en el Museo Histórico Regional envuelta en dos placas para su conservación.
Características
A través de Internet se evaluaron decenas de imágenes de ornamentación en distintas puertas de edificios religiosos de influencia española, algunas de ellas de Ecuador, España, Uruguay, etc.
Se obtuvo, además, la valiosa colaboración de Mauricio Garín, del Departamento de Fotografía del Diario “El Litoral”, de Santa Fe capital, que tuvo la amabilidad, a pedido de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de San Pedro, de llegarse hasta el Convento Franciscano de 1688 que posee dicha ciudad y realizar un relevamiento fotográfico detallado de las aberturas originales que conserva el lugar.
Esto permitió establecer las asombrosas similitudes en la utilización de las maderas y el idéntico diseño español aplicado en la fabricación de los herrajes presentes en la histórica abertura.
Además, posibilitó reconocer sin margen de dudas, que la puerta recuperada perteneció a una de las celdas (habitaciones de los clérigos) del antiguo Convento Franciscano de San Pedro, construido en la década de 1750 y demolido a finales de 1880 cuando se comenzó la construcción del actual Municipio.
La histórica puerta está construida a golpe de formón y hachuela, es baja, con una altura de 1.90 m, 97 cm de ancho de abertura y su marco es de 9 cm de espesor. Presenta las huellas lógicas de dos siglos y medio de vida y conserva parte de los herrajes originales (bisagras y bocallave) y eso facilitó el trabajo de identificación del objeto. En dicho trabajo se tuvo que desarmar y reensamblar parcialmente, efectuar limpieza y aplicar un conservante de madera que permita “congelarla” en el tiempo y protegerla de la acción del medio ambiente.
El Convento
El licenciado Américo Picagli narra aquellos años:
"En 1743, debido a las condiciones precarias en que se encontraban los Presbíteros y Sacerdotes del lugar, el Cura de los Arrecifes Presbítero Francisco Antonio Goicochea, propuso la construcción de un Convento con el fin de atender y ayudar a los vecinos y residentes en el Paraje, donando con este fin tierras de su propiedad y dinero en efectivo.
La autorización pertinente fue concedida por el Rey Fernando VI mediante Real Cédula que firmó en El Buen Retiro el 26 de agosto de 1748. Esta fecha se ha tomado como precedente del inicio del Pueblo, puesto que alrededor del Convento comenzaron a agruparse las primeras construcciones que dieron nacimiento a la incipiente Villa.
En 1750, comenzó la construcción del Convento Recoleto de Franciscanos cuya conclusión demoró diez años, recurriéndose para ello al pedido de limosnas en el centro de riquezas por aquellas épocas: la región del Alto Perú".