La casa parroquial ubicada sobre calle Pellegrini fue escenario de un robo perpetrado mientras el cura Carlos Miri oficiaba la tradicional misa de los sábados.
Al regresar, el sacerdote se encontró con que los delincuentes se habían llevado una computadora y un teléfono celular, además de revolver todo el lugar y provocar daños.
El dato curioso es que el perro perteneciente al religioso también desapareció luego del hecho delictivo. Se trata de un boxer atigrado con pecho blanco que responde al nombre de "Borromeo".
Grupos de fieles pidieron, a través de las redes sociales, que este episodio “sirva para unirnos más como cristianos”.