Partes fosilizadas de armadillos gigantes fueron encontradas esta semana por un maquinista de “Tosquera San Pedro”, propiedad de la familia Iglesias.
Fausto Capre, el trabajador, dio aviso inmediatamente al Grupo Conservacionista de Fósiles, equipo del Museo Paleontológico de San Pedro, que inició en el lugar los trabajos de excavación y rescate de los fósiles.
El grupo halló partes de corazas, algunas vértebras rotas y varios tubos caudales de armadillos gigantes removidos de una capa de suelo de más de 750.000 años de antigüedad.
Además, en enorme trozo de tosca separado por la máquina, fueron encontrados fémures de diferentes individuos y un ejemplar muy completo de estos extintos mamíferos.
Tres días de trabajo demandó el acondicionamiento del bochón de tosca para poder subirlo a la camioneta y transportarlo hasta el Museo.
La roca develó la presencia, en su interior, de muchos restos de Neosclerocalyptus ornatus, un mamífero acorazado del grupo de los gliptodontes (armadillos gigantes de caparazón rígido) cuya masa corporal rondaba los 250 kg.
Estos pesados animales poseían su cuerpo envuelto en una coraza de unos 2 cm de espesor, desde la cabeza hasta la punta de la cola. Sus manos, terminadas en fuertes uñas, estaban capacitadas para escarbar en busca de raíces y tubérculos, los cuales formaban parte de su dieta herbívora. Neosclerocalyptus fue un habitante de los típicos espacios abiertos de la llanura pampeana durante gran parte del Pleistoceno inferior y medio, áreas cubiertas por pastizales similares a los de la gran sabana africana actual.
Opiniones técnicas
Según el Dr. Eduardo Tonni, Jefe División Paleontología de Vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de La Plata y asesor del Museo Paleontológico de San Pedro, “la llanura pampeana de aquel entonces se desarrollaba bajo condiciones predominantemente áridas a semiáridas, con pastizales de tipo estepario, las cuales dejaban al descubierto partes del suelo. Justamente, las especies de Neosclerocalyptus que se suceden en el tiempo, muestran una creciente adaptación a los ambientes áridos que llega a su máxima expresión en la especie Neosclerocalyptus paskoensis que vivió durante el Pleistoceno superior y el Holoceno inferior (entre 125 mil y 8 mil años antes del presente)”.