La Dirección de Cultura de la Municipalidad informó sobre el hallazgo de restos de animales vinculados al Combate de Vuelta de Obligado.
Se trata de partes de ganado vacuno y de un caballo posiblemente muerto en la contienda, que quedaron al descubierto gracias a la bajante del río Paraná.
Desde septiembre de 1845 hasta el 20 de noviembre del mismo año, el General Lucio Mansilla comandó una fuerza de más de 2.000 hombres que se estableció en Vuelta de Obligado, partido de San Pedro, para defender al país de las incursiones anglo-francesas.
Durante esos dos meses, Mansilla tuvo que satisfacer las necesidades diarias de su tropa; principalmente, su alimentación.
Los documentos escritos señalan la participación de algunas estancias vecinas en el aprovisionamiento de víveres, elementos y ganado para alimentar a aquellos soldados.
Indudablemente, el movimiento de la “cocina de campaña” de Mansilla debió haber sido incesante ante tanta demanda diaria y decenas de animales han sido sacrificados para dar de comer a aquel numeroso ejército.
La marcada bajante del río Paraná durante los últimos meses dejó al descubierto, en el sitio donde se desarrolló el combate, un sector con restos de animales vinculados a aquel gran movimiento de logística militar.
Hallazgos
El sector de terreno erosionado por el río se halla dentro de los límites del Parque Histórico Natural “Vuelta de Obligado”, propiedad de la Municipalidad de San Pedro y escenario principal donde se desarrolló gran parte de la batalla en 1845.
Hace un año atrás, Felipe Aguilar, de sólo 15 años, participaba de una visita educativa con el Grupo Conservacionista de Fósiles, equipo coordinador del Museo de Sitio “Batalla de Obligado”, efectuando una recorrida por el lugar. Sus ojos detectaron un grupo de piezas óseas que el río había dejado expuestas en una capa de suelo oscuro. Dado el gran peligro de destrucción que corrían se recolectaron y se resguardaron para ser observadas posteriormente.
En agosto último, durante trabajos de mantenimiento del Parque, se rescataron cuatro huesos de un misterioso caballo que también fueron resguardados por el equipo del Museo. Los mismos provenían del mismo piso que los restos anteriores.
Pero un hallazgo casual sucedido en los últimos días vendría a aportar el dato que faltaba. El Sr. Marcelo Trummer, de Ing. Maschwitz, visitando el mismo sector donde se habían hallado los restos anteriores, observa en la capa de suelo oscuro en cuestión lo que parecía ser un caracol. Lo remueve y se sorprende al ver que se trataba de una munición de hierro esférica.
Inmediatamente la acerca al Museo de Sitio dejándola a cargo de su personal.
Esta bala, de 35 g de peso y 22 mm de diámetro confirmaba, con su sola presencia, que la capa de suelo gris oscuro donde habían aparecido los restos animales era, nada menos, que el piso donde se había desarrollado la batalla 166 años atrás.
Para el análisis de estos materiales el Grupo Conservacionista de Fósiles reunió a diferentes expertos llegando a dilucidar detalles sorprendentes.
La bala, fundamental para asociar la capa sedimentaria al momento del combate, fue analizada por el Prof. Osvaldo Gatto, profesor de Historia y fabricante de réplicas de armas antiguas de la Ciudad de Rosario.
Según Gatto “es el calibre que utilizaron los fusiles de abordaje del tipo francés. Eran unos fusiles de gran caño, muy pesados, que se auxiliaban con una Y griega estabilizadora, generalmente empotradas en la barandilla de los barcos. El hecho de que la munición sea de hierro y no de plomo puede obedecer a que el plomo es muy pesado para ser transportado por las embarcaciones y en realidad poco les importaba a los artilleros de la época si los caños sufrían mayor o menor desgaste con el rozamiento del hierro.
No cabe duda que esta municiones de pequeño calibre pertenecen a la época posterior al sitio de Montevideo, momento en que entraron estos tremendos fusiles al Río de la Plata”
Los restos del caballo fueron observados por el Dr. José Luis Prado, profesor de la Universidad del Centro, en Olavarría, y experto en la anatomía de caballos, tanto actuales como fósiles.
Para el Dr. Prado “los restos pertenecieron a un caballo, sin dudas. Se trata de un astrágalo, un calcáneo, un metápodo y la parte distal de una tibia que son claramente de un caballo. Son huesos que formaban las extremidades del animal y se encuentran en perfecto estado de conservación”.
En cuanto a las piezas de ganado vacuno, las mismas fueron revisadas por el Dr. Eduardo Tonni, investigador del CONICET y Jefe del Departamento Paleontología de Vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
Para el Dr. Tonni “el hallazgo está conformado por piezas de un vacuno adulto del cual se observan algunos huesos largos de sus extremidades que no conservan sus epífisis (extremos cartilaginosos) y algún molar, junto a restos de un ejemplar juvenil (ternero o ternera) del cual se preserva una rama mandibular”. Al referirse a la pequeña mandíbula detalla que “Se trata de un ejemplar juvenil con un diente apenas eclosionando y sin uso. También hay falanges que sin dudas son de vaca y debido a que es un elemento del esqueleto que tempranamente tiene fusionadas las epífisis, es probable que también correspondan al ejemplar juvenil.”
Con este cúmulo de información proveniente de eventuales hallazgos el equipo del Museo de Sitio “Batalla de Obligado” cree haber encontrado un punto donde se han faenado diferentes animales para consumo del ejército criollo. Este hallazgo podría aportar valiosos detalles de la alimentación diaria de aquellas tropas a futuros investigadores de ese reconocido hecho histórico.
Por otro lado, desde el Museo infieren que, “dada la ubicación de los restos del caballo en pleno escenario de la contienda, podría tratarse de los primeros restos de caballería criolla recuperados en el lugar.” Agregan, además, que “estos restos enriquecen enormemente la colección del Museo por la alta connotación histórica de los mismos”.
Según el Sr. José Luis Aguilar, Director de Cultura de San Pedro e impulsor del Museo de Sitio, “la pronunciada bajante del río Paraná que posibilitó la visualización de este sector de terreno y la presencia de la bala de fusilería francesa en la misma capa de suelo y a escasos 6 o 7 metros de distancia de los restos de animales descubiertos fueron fundamentales para realizar la necesaria asociación de elementos y arribar a estas conclusiones.
Este conjunto de hallazgos, además de aportar los restos del primer caballo de la batalla recuperado hasta hoy y revelar un sector donde se habrían faenado animales para consumo, suma datos concretos de la existencia de enfrentamientos armados en un sector donde se habría producido el primer intento de desembarco enemigo.”