Descubren el fósil de un bagre de 200.000 años de antigüedad

Un equipo del Museo Paleontológico de San Pedro realizó un nuevo hallazgo de gran relevancia en el yacimiento de “Campo Spósito”: el fósil de un bagre de 200.000 años. La pieza, parte del cráneo del pez, fue descubierta durante tareas de muestreo en el Bajo del Tala que realizaban  José Luis Aguilar (Director del Museo Paleontológico de San Pedro), la Dra. Analía Forasiepi (IANIGLA-CONICET) y el Sr. Damián Voglino (el primero en observar el fósil en el terreno),  Este nuevo descubrimiento refuerza la teoría de que la zona fue un río prehistórico, lo que abre nuevas perspectivas para comprender la fauna y el ecosistema de la región durante el Pleistoceno medio. El pequeño hueso, de apenas 2 centímetros, proporciona valiosa información sobre las características del curso de agua y las especies que lo habitaban.

Encuentran restos fósiles de tres animales

La última prospección realizada por el Grupo Conservacionista en el yacimiento de Campo Spósito, en el Bajo del Tala (o “Bajo de los Fósiles”), arrojó la recuperación de numerosas piezas correspondientes a tres géneros de mamíferos extintos que habitaron nuestra zona hace miles de años.
Entre los fósiles hallados se encuentra restos de:


Toxodonte (Toxodon platensis)
Mamífero ungulado de aspecto similar a un rinoceronte actual, endémico de América del Sur. Se lo considera un animal pesado, caminador y predominantemente pastador de unos 3 m de longitud y 1,70 m de altura.
Es posible que haya preferido ambientes abiertos en proximidades de cuerpos de agua. De hecho, parte de las evidencias fósiles rescatadas en el partido de San Pedro fueron extraídas en sedimentos asociados a antiguos humedales o cursos de río.
El género Toxodon logró su máximo desarrollo durante las edades Ensenadense y Lujanense, en el Pleistoceno superior, a través de las especies T. ensenadensis y T. platensis respectivamente.
Se hallaron dos grandes incisivos, parte de una costilla y la mitad del fémur derecho con marcados signos de aplastamiento.

Morenelaphus (ciervo fósil)
Estos ciervos, aparecen en la familia Cervidae hacia finales de la Edad Ensenadense; eran de tamaño medio a pequeño y poseían una cornamenta bien desarrollada, con curvatura en forma de “S”.
Este género, a su vez, se divide en dos especies: Morenelaphus brachyceros y Morenelaphus lujanensis. El primero habitó durante finales de la Edad Ensenadense y, posiblemente, a principios del “Bonaerense” o Edad Lujanense temprana, mientras que Morenelaphus lujanensis vivió en el transcurso de los últimos 150.000 años hasta su extinción, hace unos 10.000 años.
Eran apacibles animales ramoneadores (es decir, que se alimentaban de hojas, ramas o rebrotes) y habitaban, mayormente, terrenos de pasturas abiertas.
Se acaban de recuperar falanges bien conservadas y el extremo fragmentado de la tibia de una de sus extremidades.

Lestodonte (Lestodon armatus)
En el Pleistoceno de la llanura pampeana habitaron enormes perezosos que hoy nos asombrarían por su tamaño. Uno de ellos fue LESTODON que llegaba a medir cuatro metros de longitud y unos dos metros de altura a la cruz.
Este animal tenía su cuerpo cubierto por una espesa pelambre y sus dedos estaban armados con poderosas garras que usaba para la defensa y para arrancar el follaje de las plantas de las cuales se alimentaba.
Poseía anchas fosas nasales y a ambos lados de su boca sobresalían afilados “colmillos”.
Las evidencias halladas en Campo Spósito indican que tuvo una presencia muy numerosa en esta región a comienzos de la Edad Bonaerense, unos 500.000 años atrás.
En esta ocasión se halló una de las últimas vértebras de su cola en perfecto estado de conservación, la cual presenta un color negro intenso debido a la absorción de óxidos de manganeso de los sedimentos que la rodeaban.