La Mesa Ejecutiva en San Pedro de Cantera Popular presentó un anteproyecto de Ordenanza que autorice la instalación de un busto de Hipólito Yrigoyen en el jardín central de la Avda. Sarmiento y su intersección con la calle que lleva el nombre del ex Presidente de la Nación.
El proyecto prevé que los gastos demande la obra serán costeados con aportes privados.
La situación es similar a la que se registró hace poco menos de dos años, cuando el Partido Justicialista inauguró en Av. Sarmiento y Perón un busto del líder del Movimiento Nacional Justicialista.
Los autores de la iniciativa sostienen, en los considerandos, los motivos que los llevan a proponer a esta figura histórica para el homenaje:
“Don Hipólito fue el primer Presidente de la Nación electo por el voto secreto, obligatorio y universal para todos los hombres.
Su asunción fue la primera entre dos mandatarios constitucionales civiles y de distintos partidos políticos durante el siglo XX.
Fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical, primer partido político de masas, nacido desde la sociedad civil y de características modernas de la Argentina.
La Unión Cívica Radical simboliza la organización civil por sobre y fuera del aparato estatal, y que Don Hipólito fue producto de toda una generación que luchó contra el despotismo y las restricciones a los derechos políticos.
Fue victima del primer golpe de estado cívico-militar el 6 de septiembre de 1930. Este golpe dará inicio a numerosas intervenciones militares en la vida política Argentina. Nuestro país sufrirá cinco (5) golpes de estado más en el siglo XX (1943, 1955, 1962, 1966 y 1976), y comenzará el nuevo siglo XXI y el nuevo milenio con el golpe de estado del 19 y 20 de diciembre de 2001.
Don Hipólito murió el 3 de Julio de 1933, en la pobreza, la soledad y sin honores oficiales. Sufrió la censura del Régimen de la Década Infame los últimos tres (3) años de su vida. No se decretaron días de luto. Durante el traslado del féretro al el Panteón a los caídos en la Revolución del Parque de 1890 (conocido popularmente como Panteón Radical), del Cementerio de la Recoleta fue acompañado por una multitud de más de treinta (30) cuadras. Ricardo Rojas dirá: "Porque no hemos venido aquí para llorar la inhumación de un anciano, sino para cantar la apoteosis de un patriarca. Estos son funerales de epopeya y todo aquí ha de tener el temple del procer y de su pueblo. (...)" "Tampoco hemos venido aquí para argumentar el panegírico, ni para litigar con los que pretenden tasarle la fama en centímetros de necrología o en burocráticos distingos de honores. No se trata aquí de "honores", sino de honor. Tramiten ellos su papelería, mientras él entra en la inmortalidad, que es el amor del pueblo a quien tanto sirvió. Han estado estos tres años mordiéndolo con saña para deshacerlo, y aún no saben que mordían un bronce. (...)" "Este gran caudillo criollo - criollo cabal - ha prestado a la Argentina cosmopolita y mercantil de los últimos cuarenta años, un servicio de orden espiritual más valioso que dos presidencias, y es el de haber aglutinado en la Unión Cívica Radical, a los argentinos de todas las regiones y de todas las clases, superando las desarmonías étnicas en una cohesión nacionalista, y soldando las generaciones nuevas en la tradición histórica de nuestra democracia. (...)" "Yo que no conocí a Yrigoyen en los tiempos de su fabuloso poderío, que no visité sus antesalas, que no recibí sus favores, que disentí con algunos de sus actos; yo que he dedicado mi vida al esclarecimiento de la argentinidad y que, inspirado por ella y por amor al pueblo despojado, ingresé en la milicia radical cuando sobrevino su caída, puedo decir a nuestros adversarios que no se engaña a un pueblo con gacetillas, porque los pueblos tienen una misteriosa manera de saber la verdad, y que no se defrauda la historia con decretos de honores, porque la historia rasga siempre las sombras del error, del interés o del odio contemporáneo, para decir a la posteridad: ¡Esto fue así!"
Don Hipólito fue el ejemplo vivo de que personas con una vida privada y publica ética y moral, pueden hacer política y llegar a la Primera Magistratura y ejercerla con honestidad. Por tal motivo, instalar un busto en las adyacencias de la calle que lleva su nombre contribuirá a su recordación como Presidente de la Nación y a las ideas y valores que representa. También constituirá un espacio físico para homenajearlo”.