Restos de un mamífero
descubiertos en La Buena
Moza, permiten identificar una edad prehistórica.
El conjunto de fragmentos fosilizados
afloraba entre las “toscas” de una capa de sedimentos que había quedado
expuesta por la pala de la excavadora en una vieja cantera.
El andar del equipo del Museo
Paleontológico de San Pedro se detuvo ante ese fósil que buscaba escapar de una
destrucción asegurada.
Una vez recuperadas, las piezas
se depositaron en el laboratorio del Museo donde se les realizó la limpieza y
protección correspondiente.
Al observarlas, se comprobó que
se estaba en presencia de un ejemplar de Mesotherium cristatum, un mamífero de
“aspecto similar” a los carpinchos actuales.
Dentro de las piezas descubiertas
se encuentran la base del cráneo con la dentición completa y fragmentos de su
parte anterior, una escápula fragmentada, el extremo proximal de una tibia y un
fragmento de uno de los fémures.
El fragmento de tibia reveló que
el ejemplar descubierto estaba, aún, en la etapa juvenil ya que una de sus
epífisis (los extremos del hueso) no estaba bien unida a la tibia y no se
conservó.
Una característica general de los
animales en su etapa de desarrollo es que al estar en crecimiento los extremos
de sus huesos todavía son cartilaginosos y si el ejemplar muere (como en este
caso) ese extremo (o epífisis) se desprende y no se fosiliza.
La apariencia de estos animales
presentaba cierta similitud con los carpinchos actuales, aunque no estaban
emparentados.
Sus patas, cuyos dedos poseían
pezuñas, permiten suponer que habrían sido utilizadas para remover tubérculos y
raíces de las cuales se alimentaba.
Aunque se desconoce si llevaba
vida solitaria o vivía en grupos, algunos investigadores lo señalan como
posible habitante de ambientes lacustres.
El Dr. Eduardo Tonni, Jefe del Departamento Paleontología de Vertebrados
del Museo de Ciencias Naturales de La
Plata, Investigador del CONICET y colaborador del Museo de
San Pedro, destaca la historia del fósil descubierto señalando: “Este mamífero
fósil fue primeramente mencionado, como “Typotherium”, por el geólogo francés
Auguste Bravard en 1857, quien halló numerosos restos en las “toscas del río de
La Plata” que
quedan expuestas durante las mareas bajas en los alrededores de la ciudad de
Buenos Aires. Posteriormente, en
1882, el químico, zoólogo y geólogo
alemán Adolf Doering, integrado a la Academia Nacional
de Ciencias en Córdoba, a instancias del presidente Sarmiento, utilizó a
Mesotherium (aún denominado “Typotherium”)
como fósil característico del “pampeano inferior”.
Es el naturalista argentino
Florentino Ameghino quien, fundamentalmente a partir de 1889, caracteriza al
“pampeano inferior” o Ensenadense por la presencia de Mesotherium, al que
considera un fósil “exclusivo” de esos niveles. El criterio de Ameghino perdura
hasta nuestros días.”
Desde el Grupo Conservacionista
de Fósiles, equipo del Museo Paleontológico de San Pedro, se indica el valor de
este hallazgo informando que: “Debido a que estos llamativos animales habitaron
exclusivamente durante la edad geológica denominada “Ensenadense”, la sola
presencia de sus restos en un sedimento sirve para conocer la antigüedad de los
mismos.
La Edad
Ensenadense está incluida dentro de la Época Pleistoceno y
transcurrió entre unos 500.000 y 1.800.000 años atrás y sólo en ese lapso vivió
el Mesotherium cristatum.
A los fósiles con esta característica se los denomina “indicadores
bioestratigráficos” ya que son formas de vida cuyos restos fosilizados permiten
establecer la precisa antigüedad de las rocas que los contienen debido a que
vivieron en un rango temporal acotado.
El fósil hallado en San Pedro permitirá confirmar la ubicación de las
capas de la Edad
Ensenadense en el norte de la provincia de Buenos Aires y aportar
un nuevo dato al perfil geológico estratigráfico de la región para futuras
investigaciones paleontológicas.”