|
La goleta "Sarandí" |
El trabajo de los
historiadores nos cuenta que en la primera mitad del siglo XIX, San Pedro fue
uno de los escenarios de duros episodios políticos y sociales que marcaron la
historia moderna de nuestro país.
Haciendo un rápido
repaso por las crónicas de la época mencionadas por el fallecido historiador
Alberto Luis Noblía podemos descubrir importantes sucesos que involucraron a
las figuras más fuertes de la vida política argentina en sangrientos hechos de
armas:
En 1828 San Pedro
permanecía Federal respondiendo a las influencias de Estanislao López,
gobernador de Santa Fe, y por esta razón tropas Unitarias atacan el pueblo
siendo rechazadas.
El 5 de Agosto 1840,
Lavalle desembarca en San Pedro desplazando la supremacía federal siendo, Juan
Dámaso Camelino, nombrado Jefe militar y político del pueblo.
El 27 de Agosto de
1840, las tropas del Gobernador de Santa Fe atacan San Pedro en varias
oportunidades con la intención de desalojar a las fuerzas unitarias al mando de
Camelino. Esta fuerza de choque estaba compuesta por unos 900 efectivos de
caballería, entre los que se encontraban unos 300 indios.
El día 11 de
septiembre de 1840, los hermanos Camelino, al frente de gran cantidad de
personas del vecindario, inician un trágico y agotador éxodo hacia las afueras
del pueblo, uniéndose a las tropas de Lavalle.
En este suceso,
prácticamente desconocido por los sampedrinos, familias enteras inician la
marcha con el fin de evitar las represalias del Gobierno de Rosas; otros se
dirigen a los buques franceses que se encontraban fondeados frente a San Pedro.
Sin embargo, en
junio de 1829, sucedió un hecho que la Historia oficial apenas le ha dedicado unos pocos
renglones en algunos libros ya amarillentos: el pueblo fue arrasado tras un cañoneo entre las fuerzas
federales y una flota unitaria anclada en la laguna.
Las naves habían
sido enviadas para terminar con el federalismo sampedrino y estaban al mando
del Coronel y Comandante de la División Fluvial de Buenos Aires, Leonardo
Rosales, a bordo de la Goleta
“Sarandí”, nave insignia de aquella flota.
Las fuerzas de
desembarco comprendían 300 infantes, un piquete de caballería, dos cañones de
bronce de a 4 y un Escuadrón de Húsares al mando del Teniente Coronel Mariano
Acha, militar de amplia trayectoria en diversos combates de las guerras civiles
argentinas.
Por esos días, San
Pedro estaba al mando del Coronel José Ramón Ruiz Moreno, ex-granadero de San
Martín que participó en el épico cruce de los Andes. Fue él quien tuvo la
responsabilidad de defender la posición sampedrina contra la agresión de la
flota unitaria y estar al frente de la defensa durante el desembarco de la
infantería enemiga.
Documentos citados
por el historiador sampedrino Lic. Américo Piccagli nos muestran pormenores de
aquel terrible suceso incluyendo partes de guerra del Comandante de la flota
que narran:
“…presenté la línea de buques al frente del pueblo y me
disponía a mandarles una intimidación, cuando rompieron los amotinados el fuego
de cañón sobre nosotros…”.
Y agrega:
“…rompieron el fuego con tres piezas de artillería de a 4
sobre nuestros buques y fue contestado por estos con un fuego tan vivo que en
menos de media hora retiraron las piezas de otro punto, en donde también se les
hizo cesar sus fuegos”.
Además comenta que:
“Al paso que avanzaba nuestra infantería, protegida por las
piezas, arrollando todo lo que se les presentaba; la seguían las embarcaciones
menores y los buques de guerra que batían al enemigo… Mientras la infantería
enemiga colocada sobre las azoteas hacía el más vivo fuego… Nuestra infantería
avanzaba sobre el pueblo y a las 3 de la tarde se tomó la plaza a la bayoneta”.
Por su parte, el
Jefe Militar de la expedición, Coronel Isaac Thompson, encargado de comandar el
desembarco sobre San Pedro, escribe que:
“el pavor y la consternación cubrieron el campo de las
inmediaciones de San Pedro, que quedó en un silencio profundo después del
terrible castigo que sufrió”.
Único elemento de
aquellos sucesos
|
Sector del hallazgo |
Pero la historia no
sólo se arma con los documentos escritos. Se necesita de los elementos u
objetos que puedan corroborar la existencia de los hechos.
En los últimos días,
fue descubierta la única prueba material recuperada hasta hoy de aquel terrible
combate perdido en los grises días de la historia.
Un vecino,
trabajando sobre un sector de barrancas ubicado a unos 500 m al norte del Puerto de
San Pedro, observó una esfera oscura que le llamó la atención. La extrajo, la
liberó de la tierra que la rodeaba y observó con asombro que se trataba de un
pesado objeto de hierro macizo.
El elemento fue
puesto en manos del Grupo Conservacionista de San Pedro que inició la búsqueda
de datos que permitieron determinar que aquel vecino había encontrado uno de
los proyectiles disparados por los cañones de la flota unitaria que arrasó San
Pedro el 28 de junio de 1829.
La bala de cañón
hallada pesa 1,370
kilogramos y mide 70 mm de diámetro. Es maciza y se conserva en perfecto
estado debido a que la fuerza del disparo la incrustó en los sedimentos de la
barranca aislándola de los agentes erosivos.
Según las crónicas, la División Fluvial
de Buenos Aires que fue enviada a intervenir en el Río Paraná y hostigar al
federalismo sampedrino, se componía de tres escuadrillas: una de 5 naves
transportando las fuerzas de desembarco, otra división compuesta por las
sumacas “Uruguay” y “República”, la goleta “Monserrat” y una cañonera
transportando un contingente de húsares al mando del teniente coronel Mariano
Acha y, en San Nicolás, aguardaba una tercera división con el Coronel Rosales
al mando de la Goleta
“SARANDÍ” y las Cañoneras Nº 5, Nº 6, Nº 7 y Nº 13.
La nave principal
(la “Sarandí”) estaba armada con 1 cañón de a 16 libras, 2 cañones de 12 libras, 2 cañones de 8
y 4 cañones ligeros. Las cañoneras también poseían poder de artillería con
similar fuerza de persuasión.
La Cañonera Nº 6 tenía,
como segundo al mando, a Antonio Somellera, marino y pintor argentino que años
antes había tenido una heroica actuación durante las Invasiones Inglesas.
Según las
comparaciones efectuadas y las apreciaciones realizadas en base al armamento
naval que registran las crónicas, la bala recuperada podría haber sido lanzada
por alguna de las sumacas o por alguno de los 4 cañones de la “Sarandí” que en
los documentos figuran como “cañones ligeros”.
La acción de las
tropas federales en defensa de San Pedro motivó una carta del Comandante de la Campaña, General Juan
Manuel de Rosas, con fecha 7 de julio de 1829 al jefe de las fuerzas en nuestra
ciudad:
“La nota de Usted
del 30 pone muy en claro el heroísmo, el patriotismo y decisión del pueblo y
vecindario de San Pedro, no menos que los sentimientos que animan a su digno
Comandante y demás oficiales, que sabe llenos de un fuego ardiente de amor por
el restablecimiento de las leyes…”
Este sencillo pero
valioso elemento que ahora pasa a formar parte del patrimonio histórico de San
Pedro es el único testigo de un innecesario enfrentamiento que costó la vida a
unos 50 argentinos.