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Macchia en uno de sus últimos actos, en el cine La Palma |
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La agrupación “Kolina” dio a conocer una emotiva nota en la
que recuerda a uno de sus principales impulsores, el sampedrino Elvio Macchia.
A continuación, el texto:
“Al compañero y Maestro
Hace un año, el compañero Elvio nos dejaba sorpresivamente
para ingresar al Comando Celestial junto con el General Perón, la compañera
Evita y nuestro querido Néstor. Allí está junto con todos los luchadores
populares que a lo largo de la historia del pueblo argentino fueron dejando su
huella en todos los espacios por donde pasaron. Muchos reconocidos en su
tiempo, algunos tardíamente, la mayoría anónimos. En ese Comando Celestial se
encuentran desde nuestros paisanos los indios -como los llamó el General San
Martín, hasta los soldados de la independencia, nuestros caudillos federales, y
luego los obreros anarquistas, socialistas y comunistas, radicales de FORJA,
que fueron el germen de la conciencia nacional y popular. Conciencia que luego
cristalizara el Movimiento Peronista al unirse el sentido de clase a la
corriente nacional y latinoamericanista.
Allí, están todos los héroes anónimos cuyas sepulturas no
tienen ni un nombre ni una cruz. Ya sea por ignotos, por ser solo número para
los poderosos que los aniquilaron, ya sean indios gauchos, paisanos, negros, obreros bombardeados en la
Plaza de Mayo, fusilados en basurales porque así lo decidieron
perversamente. Como nuestros
desaparecidos, sobre cuyos paraderos sólo sus desaparecedores conocen.
Ahí está Elvio, junto con ellos, ni bombardeado ni
desaparecido ni masacrado, pero también pagando un precio por 50 años de
actividad política. Actividad insalubre, criticada, incomprendida y
vilipendiada aún por los que más se benefician de ella.
Allí está, con los hombres y mujeres que han construido
nuestra identidad nacional y que le dan sentido a nuestras vidas con su
ejemplo. Y nos marcan el camino a seguir.
Bienvenida la época en que los ejemplos son personas como
nosotros y no ya mármoles, bronces y santos. Hombres con virtudes y defectos
que compartieron el camino con nosotros y nos lo hicieron más fácil, como sin
dudas sucedió con Elvio.
Cuantas veces fuimos a verlo pensando que teníamos un
problema insoluble o grave que requería medidas urgentes, cuya sola explicación
nos agobiaba. Pero cuando estábamos frente a él, que nos recibía con esa
sonrisa pícara y un “¡Otra vez sopa!”, todo se resolvía al instante.
Nos olvidábamos de todo, charlábamos de cualquier cosa y nos
íbamos tranquilos sabiendo qué hacer por el solo hecho de haber compartido un
mate con Elvio.
Era un peronista consecuente, o tal vez sería mejor decir
incansable. Cuando los demás se rendían, él seguía adelante. Ninguno de
nosotros hubiera soportado los dolores físicos que él sufría cotidianamente y a pesar de ello,
jamás se le borraba la sonrisa de la cara ni se le olvidaba el trato amable que
todos amábamos.
No sabemos si tendría un sentido de misión en lo que hacía.
Sí, que su modo de actuar era profundamente cristiano. Es raro que lo digamos
muchos de los que, a lo largo de nuestras vidas, hemos tratado de mantenernos
alejados de las religiones.
De hecho, lo pensamos ahora, cuando ya no está entre
nosotros.
No existe otro modo de explicar su generosidad, su
disposición a ayudar a todos sin pensar de dónde vienen o si “lo iban a votar o
no”. Más aún, lo hacía con la conciencia
de que lo criticarían en el minuto siguiente de recibir su asistencia, su
ayuda.
Tenía una inmensa bondad. Hacía las cosas fáciles. Nos
decía, entre tantas enseñanzas, que no debíamos “darle la cosa masticada” a los
demás porque si no, no se aprende. Aunque no siguiera su propio consejo todo lo
hacía sencillo y de ese modo todos creíamos que en verdad era fácil. Ahora
empezamos a darnos cuenta de que eso no era así.
Jamás lo vimos hacer
o decir una maldad a alguien.
Comprendió incluso a los que lo traicionaron, pensando
simplemente que eran personas débiles.
Nunca predicó el odio aunque a veces se “le saltara la
chaveta”, sobre todo estos últimos
años, y dijera algo políticamente incorrecto. Las veces que lo habremos criticado! Ahora todo eso no tiene ninguna importancia.
No tenía ambiciones de poder. La vida lo puso en el lugar en
que estaba y las más duras críticas que recibió fueron por no usar sus
influencias con especulaciones electoralistas.
Lo denostaron porque no publicitaba lo que hacía, porque no
entregaba una zapatilla antes de las elecciones y otra después, porque ayudaba
a los que estaban en la vereda política contraria y hasta por atender el
llamado de todo el mundo.
Era un conductor? Más bien era un Maestro que predicaba con
el ejemplo. Su palabra era como la parábola que debía ser interpretada cada vez
a la luz de los hechos. Uno no podía obtener de él una respuesta directa y
salvadora. Había que deducirla.
Quizá porque tenía verdadera vocación docente que desempeñó
también tantos años, y algunos ex alumnos todavía lo recuerdan como el
“Teacher”, como le decían cariñosamente.
Trabajaba siempre para la gente y especialmente para los
miles de sampedrinos que pueden dar fe de ello. La lección era hacer lo máximo
posible, lo más correcto, lo más generoso con todo el mundo y nada más. Ni nada
menos.
El que buscara una segunda intención en él se equivocaba. Su
objetivo era ayudar. Mil veces nos dijo que estaba más para las pantuflas que
para los cargos. Pero seguía a pesar de todo porque la tarea estaba inconclusa.
Humildemente, creemos que al final se fue satisfecho de su
labor. Colaboró con todas sus fuerzas y hasta su último día para producir un
cambio político en San Pedro, que haga mejor la vida de todos nosotros.
Te extrañamos Elvio.
Gracias.
KOLINA SAN PEDRO”