Decir ahora que La Reemplazante es la novela de la escritora
sampedrina Fernanda García Curten y reducir tan valiente argumento para
encajarlo en esta página ocasional, es desperdiciar el tiempo. El de ustedes y
el mío, créanme. Más bien prefiero juntar lanzas en torno a la autora y hablar
desde otro lugar. Ir hasta ahí.
Llena de pequeños universos, es una novela que reinterpreta
el mundo salvaje de las relaciones humanas. En el mandamiento social de ser
alguien nos topamos con el fracaso y la pérdida de una existencia por encargo.
Ante un Dios que nos nombró únicos, somos todos reemplazantes: somos nadie.
Y en medio de semejante destino aparece una mujer solísima,
olvidada, tan dueña de los movimientos bajo la piel como de cada palabra no
dicha. Alrededor, a prudente distancia mexicana, los hombres de manipuladora
seducción y un machismo encarnado, moderando con paciencia y con días aquello
que parece ser una retirada constante.
Lo que en principio supone ser una misión clara, un viaje, un trabajo y
el regreso, se va transformando en una especie de secuestro consentido. La
reemplazante llegó –la arrastraron- hasta ese lugar del mundo para saberse
frágil y sentir que un entorno ajeno la expone a una ronda de pruebas a las que
no buscará (¿no buscará, realmente?) sobreponerse. Relajada pero pendiente,
sutil pero insegura, la bailarina tendrá que dar el mejor espectáculo, hacer
sangrar sus pies hasta el charquito y escuchar la ovación de otra sin dejar de
ser ella.
No es una novela que busque gustar. Fernanda García Curten
incomoda, cuestiona, lleva y trae, genera silencios y espacios para repensar y
completar. Con una gran destreza narrativa y un conocimiento del terreno
geográfico y artístico, deja a cada lector con las dudas de un reemplazante.
Nota de la redacción: Los lectores pueden encontrar la
novela “La Reemplazante”,
de Fernanda García Curten, y todas las novedades editoriales en la Librería “Leder Kremer”,
Obligado 84.