Como medida de seguridad para el consumidor, es
necesario que las redes públicas de gas contengan suficiente odorizante (olor
de advertencia).
La correcta odorización hace que el gas tome un
olor característico inconfundible y que alcance el nivel de olor de advertencia
antes de que la concentración de gas se convierta en un peligro.
El mercaptano es un compuesto que se usa como
aromatizante del gas natural de uso hogareño, el Metano, que no tiene olor.
En realidad, el gas no huele a nada: lo que
huele a gas es precisamente el mercaptano, odorizante utilizado en exceso en la
cámara que provee a San Pedro, y que originó la preocupación de los vecinos.
La razón de que todos asociemos el olor del
mercaptano con las fugas de gas se remonta a una tragedia ocurrida en 1937 en
el poblado de New London, Texas.
En marzo de ese año, la New London School, una
escuela rica de una región petrolera, sufrió una fuga del gas que utilizaba
para su calefacción. Una chispa encendió la mezcla de gas y aire: la explosión
causó, según testigos, que las paredes se abombaran y el techo de la escuela
saltara momentáneamente por los aires para volver a caer sobre el edificio,
cuya ala principal quedó destruida. Murieron alrededor de 300 niños.
El gobierno de Texas decidió buscar una
solución al riesgo de las fugas de gas, y ordenó que de ahí en adelante se
adicionara con mercaptanos. Así, cualquier fuga podría ser detectada con
facilidad. La idea se extendió rápidamente por todo el mundo.
Los mercaptanos o tioles son compuestos químicos
muy similares a los alcoholes, pero en vez de oxígeno tienen azufre. Su nombre
deriva del término latino mercurium captans, “que captura mercurio”, pues dicho
metal se une fácilmente a estas moléculas. El etilmercaptano o etanotiol, que
es el que normalmente se usa para dar olor al gas, es relativamente inofensivo
a bajas concentraciones, aunque en dosis altas puede ser tóxico.
Fuente: http://lacienciaporgusto.blogspot.com.ar/2008/11/el-mercaptano-del-terror.html