El asesinato de un niño recién
nacido al que arrojaron a un pozo ciego en Gobernador Castro hasta dejarlo
morir, trajo a la memoria de muchos sampedrinos el caso de Brisa, ocurrido en
marzo de 2004 en nuestra ciudad.
La niña, por entonces de
cuatro meses, fue abusada para usarla como “mula” para pasar droga a su padre
en la cárcel, y arrojada a un pozo en la mañana de un domingo, de donde fue
rescatada con vida.
La principal acusada, Natalia
Carmén Juárez, que tenía 19 años al momento del hecho, es la propia madre de la
pequeña.
La nena pudo sobrevivir pese a
que el pozo ciego donde fue arrojada tiene 2 metros de largo por 1 de ancho, y
alrededor de 1,70 metros de profundidad, con 40 centímetros de agua con basura
en el fondo.
El médico de policía, luego de
la denuncia, estableció que la beba de cuatro meses presentaba desgarros en sus
partes íntimas, producidas para introducir envoltorios con la droga que le
llevaban a su padre en la Unidad Penal de San Nicolás.
En la casa vivía otro niño de
5 años y la abuela. La madre, detenida por el hecho, contó que su cuñada la
despertó y le preguntó en donde estaba la beba, y que al no encontrarla
comenzaron a revisar el predio, escuchando los gritos desde el excusado ubicado
a pocos metros de la habitación, en un patio.
Brisa, todavía sangrante apenas
estaba cubierta por una batita.
La madre fue detenida y
procesada como principal responsable del hecho.