El diario “El País” de Montevideo,
publicó una reseña de las grandes olas de calor que afectaron el hemisferio sur
durante los últimos doscientos años.
Entre ellas, destacan lo que se
conoce como “La Gran Sequía”, el período comprendido entre 1827 y 1832, detallado
por Charles Darwin en su obra “Diario del viaje de un naturalista alrededor del
mundo”.
El fragmento elegido por el
periódico uruguayo para retratar ese momento fue el que rememora el paso de
Darwin por San Pedro:
“El período comprendido entre
los años 1827 y 1832 se llama el «gran seco», o la gran sequía. Durante ese
tiempo fue tan escasa la lluvia caída, que no creció ninguna planta, ni
siquiera cardos; los arroyos se secaron, y todo el país tomó el aspecto de un
polvoriento camino carretero. Así ocurrió especialmente en la parte
septentrional de la provincia de Buenos Aires y meridional de Santa Fe. Pereció
un gran número de aves, animales silvestres, ganado vacuno y caballar por falta
de alimento y agua. Un hombre me dijo que los ciervos solían meterse en su
corral a buscar la poza que se vio obligado a cavar para proveer de agua a su
familia y que las perdices apenas tenían fuerza para huir volando cuando se las
perseguía. El cálculo más bajo supone que se perdieron sólo en la provincia de
Buenos Aires un millón de cabezas.”
“Un testigo de vista me refirió que el ganado
vacuno, en rebaños de millares, se precipitó en el Paraná, y, exhausto por el
hambre como estaba, no pudo encaramarse a los bancos de cieno, y así, pereció
ahogado. El brazo del río que corre
junto a San Pedro estaba tan lleno de cadáveres en putrefacción, que, según me
dijo el patrón de un barco, el hedor le hacía de todo punto infranqueable.
Indudablemente, varios cientos de miles de animales perecieron así en el río;
viéronse sus cuerpos ya podridos flotar arrastrados por la corriente, y muchos,
según todas las probabilidades, quedaron sepultados en el estuario del Plata.”