Descubren el fósil de un bagre de 200.000 años de antigüedad

Un equipo del Museo Paleontológico de San Pedro realizó un nuevo hallazgo de gran relevancia en el yacimiento de “Campo Spósito”: el fósil de un bagre de 200.000 años. La pieza, parte del cráneo del pez, fue descubierta durante tareas de muestreo en el Bajo del Tala que realizaban  José Luis Aguilar (Director del Museo Paleontológico de San Pedro), la Dra. Analía Forasiepi (IANIGLA-CONICET) y el Sr. Damián Voglino (el primero en observar el fósil en el terreno),  Este nuevo descubrimiento refuerza la teoría de que la zona fue un río prehistórico, lo que abre nuevas perspectivas para comprender la fauna y el ecosistema de la región durante el Pleistoceno medio. El pequeño hueso, de apenas 2 centímetros, proporciona valiosa información sobre las características del curso de agua y las especies que lo habitaban.

Reconocimiento a la Escuela Bajo de los Fósiles por su proyecto de huerta escolar

El proyecto de huerta escolar realizada por la Escuela Primaria Nº 45 Bajo de los Fósiles fue reconocida junto a otros proyectos similares en todo el país en el marco del concurso “Vamos a sembrar. Experiencias de aprendizaje servicio solidario que construyen soberanía alimentaria con un enfoque agroecológico”.
El certamen fue organizado por quinto año consecutivo por el programa Prohuerta del INTA junto al Programa Nacional de Educación solidaria del Ministerio de Educación y la colaboración Fundación ArgenINTA, la Fundación HuertaNiño y el MAELA.
En esta oportunidad el concurso contó con la presentación de 69 proyectos educativos de todo el país.
“Desde el programa se señala que la iniciativa demuestra solidez, habiendo incorporado en esta edición la posibilidad de que participen experiencias que aún sin realizar una huerta, estuvieran abordando temáticas afines al programa como soberanía alimentaria, cuidado del medioambiente, economía social o manejo racional de los recursos naturales, entre otras”, explican desde el INTA.
El jurado se reunió el 27 de noviembre y eligió  6 experiencias entre las que se encuentra la de la escuela sampedrina.

La huerta escolar
  Marcela Luchesi, directora de la institución, indicó que la motivación para realizar la huerta escolar fue “brindar un espacio de interacción, de fortalecimiento de los vínculos escuela-comunidad, de aprendizaje de saberes, de trabajo colaborativo, de ejercicio de la ciudadanía posible de ser llevado adelante y sostenido en el tiempo. Un lugar donde quepa la persona, donde sea valorada y pueda realizar su contribución al colectivo”.
  La directora explicó, en una entrevista realizada por el equipo de Comunicación del INTA, que “el trabajo con Pro-Huerta tiene mucho tiempo ya, mucho antes del año 2010 en el que comenzó nuestro proyecto La Huerta en la Escuela”. La institución contaba con experiencias previas positivas, por lo que no les resultó difícil “pensar en conformar equipo de trabajo con los distintos técnicos que se fueron acercando”, relató la directora.
  Primero fue la huerta escolar, que se extendió posteriormente a la comunidad. “En este equipo la huerta es de todos, de los alumnos, de los docentes, auxiliares, comunidad y de nuestros compañeros técnicos de Pro-huerta”, señaló Luchesi. “Considero de muchísimo valor el aporte en conocimientos y recursos para un proyecto, pero el trabajo se sostiene en equipo, con compromiso, y eso es para nosotros trabajar con Pro-Huerta”, agregó.
            El próximo año, la comunidad educativa profundizará el proyecto de huerta. “Nos interesa crear un circuito productivo de plantas aromáticas. Consideramos que con un trabajo de producción escolar, nuestros alumnos, y las familias pueden hacer lugar a la idea de conformar economías familiares con productos de la tierra y cría de animales de granja”, relató la directora. “El año que viene pensamos en que nuestras familias de la comunidad den un paso más en lo que es producción animal y la escuela estará presente para colaborar en crear las condiciones pedagógicas, de redes, necesarias para que esto se lleve a cabo”, explicó, mencionando la intención de que “estas oportunidades lleguen a todas las familias, aquellas que participan de la huerta comunitaria y también las otras”. En ese sentido, piensan también en un proyecto comunicativo, que podría basarse en un periódico o radio escolar.