El
proyecto de huerta escolar realizada por la Escuela Primaria Nº 45 Bajo de los
Fósiles fue reconocida junto a otros proyectos similares en todo el país en el
marco del concurso “Vamos a sembrar. Experiencias de aprendizaje servicio
solidario que construyen soberanía alimentaria con un enfoque agroecológico”.
El
certamen fue organizado por quinto año consecutivo por el programa Prohuerta del
INTA junto al Programa Nacional de Educación solidaria del Ministerio de
Educación y la colaboración Fundación ArgenINTA, la Fundación HuertaNiño y el
MAELA.
En
esta oportunidad el concurso contó con la presentación de 69 proyectos educativos
de todo el país.
“Desde
el programa se señala que la iniciativa demuestra solidez, habiendo incorporado
en esta edición la posibilidad de que participen experiencias que aún sin
realizar una huerta, estuvieran abordando temáticas afines al programa como
soberanía alimentaria, cuidado del medioambiente, economía social o manejo
racional de los recursos naturales, entre otras”, explican desde el INTA.
El
jurado se reunió el 27 de noviembre y eligió
6 experiencias entre las que se encuentra la de la escuela sampedrina.
La
huerta escolar
Marcela
Luchesi, directora de la institución, indicó que la motivación para realizar la
huerta escolar fue “brindar un espacio de interacción, de fortalecimiento de
los vínculos escuela-comunidad, de aprendizaje de saberes, de trabajo
colaborativo, de ejercicio de la ciudadanía posible de ser llevado adelante y
sostenido en el tiempo. Un lugar donde quepa la persona, donde sea valorada y
pueda realizar su contribución al colectivo”.
La
directora explicó, en una entrevista realizada por el equipo de Comunicación
del INTA, que “el trabajo con Pro-Huerta tiene mucho tiempo ya, mucho antes del
año 2010 en el que comenzó nuestro proyecto La Huerta en la Escuela”. La
institución contaba con experiencias previas positivas, por lo que no les
resultó difícil “pensar en conformar equipo de trabajo con los distintos
técnicos que se fueron acercando”, relató la directora.
Primero
fue la huerta escolar, que se extendió posteriormente a la comunidad. “En este
equipo la huerta es de todos, de los alumnos, de los docentes, auxiliares,
comunidad y de nuestros compañeros técnicos de Pro-huerta”, señaló Luchesi. “Considero
de muchísimo valor el aporte en conocimientos y recursos para un proyecto, pero
el trabajo se sostiene en equipo, con compromiso, y eso es para nosotros
trabajar con Pro-Huerta”, agregó.
El próximo año, la comunidad educativa profundizará el
proyecto de huerta. “Nos interesa crear un circuito productivo de plantas
aromáticas. Consideramos que con un trabajo de producción escolar, nuestros
alumnos, y las familias pueden hacer lugar a la idea de conformar economías
familiares con productos de la tierra y cría de animales de granja”, relató la
directora. “El año que viene pensamos en que nuestras familias de la comunidad
den un paso más en lo que es producción animal y la escuela estará presente
para colaborar en crear las condiciones pedagógicas, de redes, necesarias para
que esto se lleve a cabo”, explicó, mencionando la intención de que “estas
oportunidades lleguen a todas las familias, aquellas que participan de la
huerta comunitaria y también las otras”. En ese sentido, piensan también en un
proyecto comunicativo, que podría basarse en un periódico o radio escolar.