Un centenar de jornaleros que
estaban en condiciones laborales de semiesclavitud fueron rescatados de un
campo de San Antonio de Areco en una operación llevada a cabo este viernes por
orden judicial.
Esta acción contra la trata de
personas detectó a 106 personas en condiciones de explotación laboral en el
campo 'El Ombú', que produce soja y maíz para la empresa multinacional Southern
Seeds Production.
Esta misma empresa ya se había
visto involucrada en otras investigaciones. En enero de 2011, una denuncia
llevó a la justicia a una inspección a los campos 'La Esperanza', 'El Paraíso'
y 'La Luisa', en la ruta provincial 191. Encontraron 398 personas trabajando
"en condiciones no acordes", según el abogado del sindicato,
desflorando el maíz. Entre los trabajadores había nueve menores de edad.
Los trabajadores habían
llegado desde Santiago del Estero el 27 de diciembre para desflorar los
maizales, proceso vital en la producción de semillas híbridas, muy resistentes
a ciertas enfermedades.
El operativo estuvo a cargo
del Programa Nacional de Rescate, dependiente del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos de la Nación, junto con la Policía Federal y el Ministerio de
Trabajo de la Provincia de Buenos Aires. En este último caso, los agentes ministeriales dependen de la regional que conduce el sampedrino Mauricio Gugger.
Según los primeros informes, revelados por
la agencia de noticias jurídicas Infojus, se constataron las condiciones de
hacinamiento en que vivían a pesar de que el establecimiento, de 300 hectáreas
dedicadas a la ganadería y s la agricultura, posee una zona dedicado a la
recepción de turismo internacional.
Las condiciones de vida de los trabajadores
son muy precarias. Entre el verde del campo, están las nueve casillas de chapa
donde pasan las noches. Son verdaderos hornos rodantes, que las noches de
viento fuerte se convierten en una pesadilla, detalla Infojus.
Hay otras tres construcciones bajas que funcionan
como duchas y cocinas --les dan guiso, carne, fideos, yerba mate y dos bidones
de agua por cuadrilla, compuesta por siete trabajadores--, y una gran carpa
celeste y blanca, de unos 80 metros cuadrados, funciona de comedor. El agua que
usan para bañarse es la que está en un tanque descubierto, con algas e
insectos. No tienen baños ni agua potable.
El allanamiento lo motivaron sospechas de
que se trataba de un caso de trata de personas con fines de explotación
laboral. Allí, el equipo profesional del Programa Nacional de Rescate
entrevistó a varios trabajadores para conocer cuáles eran sus condiciones de
trabajo.
En arduas jornadas de nueve horas de
trabajo, que incluían sábados, domingos y feriados, con la promesa de cobro de
sueldo más horas extras, se dedicaban a desflorar el maíz: sacar la flor para
que no germine.
Los 106
trabajadores estarían bajo un régimen de trabajo formal, situación que aún no
ha podido ser corroborada por las autoridades. A la mayoría de ellos les habían
dicho que cobrarían 228 pesos por día y que les descontarían 6 por
"papeleo", aunque --según lo relatado por los profesionales del
Programa de Rescate-- nunca se cumple con la paga prometida.