La Sociedad Rural de San Pedro
emitió un nuevo comunicado crítico contra las políticas del gobierno nacional.
Bajo el título “Estamos… del
tomate”, los ruralistas sostienen que “es un país encendido con las velas y las
antorchas de los que no tienen luz” y que “estamos rodeados de la más profunda
incertidumbre que se recuerde en años”.
"Estamos...del tomate
Nos están preparando para una presidenta a media máquina, con todo el
derecho de cualquier ser humano a recuperar su salud, pero con un elenco que la
representa, sumando mayor discordia y preocupación.
Reaparece, con misterio, y en medio de rumores sobre un impuestazo,
surge como acción estratégica ordenada a sus adalides, la importación de
tomates.
El principal recaudador de impuestos, que nos instruye con sus mensajes
sobre cómo y cuando debemos pagar, volvió de inoportunas vacaciones, y con
penosas explicaciones sigue en su puesto a pesar de demostrar claramente que el
ejemplo no es algo que se predica, sino que solo se “relata”.
En un país encendido con las velas y las antorchas de los que no tienen
luz, se trata de encorsetar una canasta básica ficticia, con combustibles y
dólar blue, corriendo de la mano.
Así estamos y así arrancamos el año, esperando que quienes pueden
llegar con más fuerza que nosotros a presentar sus quejas, lo hagan y se
planten con firmeza.
Estamos rodeados de la más profunda incertidumbre que se recuerde en
años. Las vacaciones, el alto tránsito por las destrozadas rutas argentinas y
los falsos números estadísticos, pretenden esconder una realidad que todos
sentimos.
¿Hablará alguien en algún momento y con seriedad de la inflación?
¿Dejarán de medir en encuestas, lo que realmente implica ponerse al
frente de la crisis de inseguridad que nos arrincona?
¿Cuándo se conectarán con TODA la gente y no sólo con los que aplauden
antes de que terminen las frases?
Estamos transitando un mes en el que deberían definirse pautas claras
para el futuro.
Cada uno deberá seguir adaptándose al sálvese quien pueda y, mucho
cuidado con irse de vacaciones o gastar más allá de lo justo y necesario, porque
rápidamente quedaremos del lado positivo
de esas estadísticas que mide resultados, no esfuerzos.
La actitud de la Presidente, las marchas y contramarchas, y la
sensación de que en algún momento algo peor puede pasar, combinan un cóctel
peligroso.
La desvergüenza de los que hablan en su nombre y los problemas
estructurales que no desaparecen, nos alarman.
Cerramos el año deseando que las fiestas iluminen a quienes deben tomar
decisiones, y la luz no alcanzó ni siquiera para alumbrar pasillos oscuros en el
corazón del país.
¿Que nos queda?
Pedirle a quienes pueden y deben hacerse oír, que lo hagan y YA, porque
este verano no parece ser un período de quietud sino más bien, un trampolín de
sorpresas".