Integrantes del Grupo Conservacionista de Fósiles hallaron
en las últimas horas el cráneo y mandíbulas completas y parte de la columna vertebral, de
un roedor del Pleistoceno, en inmediaciones del Bajo Campodónico.
Se trata de un fósil de una vizcacha cuyo nombre científico
es Lagostomus maximus, encontrado precisamente a alrededor de mil metros al Este
de la empresa Papel Prensa, en el predio de la familia Rodríguez.
Según la información aportada por el Grupo, “estos roedores,
actualmente retirados de la zona norte de la provincia de Buenos Aires, fueron
muy numerosos en un lapso que rondaría los 140.000 años, por lo que sus restos
brindan información del pasado biológico y climático de la región”.
El lugar del hallazgo
está rodeado de humedales y densa vegetación, la cual es interrumpida por un
sector de barranca espejada que permite ver con claridad las capas de antiguos
sedimentos pampeanos. Allí, a 6 metros de altura, el integrante del GCF Ignacio
Verdón observó los restos mientras recorría el sitio en compañía de Matías Swistum,
José L. Aguilar y Fernando Chiodini.
Al realizarse la extracción
se pudo rescatar el cráneo y mandíbulas del animal totalmente completos, junto
a buena parte de la columna vertebral con sus vértebras articuladas.
El ejemplar conserva,
además, toda su dentición y parte de los arcos costales que formaban su caja
torácica.
El cráneo tiene una
longitud de 13,3 cm. y un ancho de 7,5 cm.; mientras que los incisivos miden
2,6 cm de largo y 7,7 mm de ancho.
Si bien la limpieza y
acondicionamiento está en pleno proceso, ya se vislumbra que se trata del más
completo recuperado en la zona.
Como no es la primera
vez que se recuperan ejemplares de vizcachas fósiles en San Pedro, la ubicación
de este ejemplar tan bien conservado en el perfil geológico del lugar se suma a
los registros que permiten confirmar una gran densidad de población de este
género en el límite entre dos edades prehistóricas: Lujanense (10.000 a 140.000
años) y Bonaerense (140.000 a 500.000 años).
Curiosamente, la
mayor parte de los ejemplares de Lagostomus (incluido éste) descubiertos en los
últimos años en los sedimentos del partido provienen de este límite, ubicado a
unos 2 metros de profundidad del nivel de suelo actual, por lo que se supone
que las condiciones climáticas fueron óptimas para el desarrollo de la especie durante
ese lapso de tiempo.