Un vecino de San Pedro sumó al Museo Sitio Batalla de
Obligado un proyectil de cañón de 11 kg 200 de peso y de 143 mm de diámetro.
Ignacio Castro tenía el proyectil en excelente estado de conservación
y tras conocer el trabajo realizado por el Grupo Conservacionista local, lo sumó
al Museo.
La pieza se sumará a casi una decena de otras balas de cañón
de similar calibre que tiene el Museo.
Este tipo de proyectiles, cuyo diámetro ronda los 145 mm
resulta, hasta hoy, de los más numerosos entre los que han podido incorporarse
a la colección.
Según la opinión del periodista e investigador Eduardo
Campos, colaborador del Museo, “sólo 3 cañones del Ejército Federal podían
disparar este tipo de proyectiles: 2 ubicados en la primera batería al mando de
Alsogaray y 1 que estaba colocado en la segunda batería al mando de Eduardo
Brown. Del lado enemigo únicamente dos buques poseían cañones de este calibre,
el bergantín “San Martín” (tomado a la escuadra confederada tiempo antes, en
Uruguay), con 2 cañones de este tipo, y el bergantín goleta “Procida”,con 3
piezas de “a 24”, tal como se denominaba a este calibre. Ambos bajo bandera
francesa durante la batalla de Obligado”.
Sin embargo, desde el GCF se considera que si las baterías
de Lucio Mancilla agotaron todas sus municiones, como se lee en todos los
testimonios de aquel día, es difícil imaginar que haya quedado este proyectil
sin disparar, siendo más lógico pensar que la bala cedida por Ignacio Castro al
Museo haya caído a suelo argentino proveniente de alguno de los dos buques
franceses que formaron parte de aquella poderosa escuadra invasora.
Desde ahora, este proyectil de 169 años pasará a contar su
historia desde las vitrinas del lugar que rinde homenaje a los centenares de
criollos que hicieron frente a ese terrible poder de fuego.