Concluyó la segunda jornada de audiencias en el marco del Juicio Oral y Público de la megacausa “Saint Amant II”, por delitos de lesa humanidad cometidos en la zona.
Los principales testimonios fueron los de Julio y Carlos Pheulpin, detenidos en 1976.
Julio fue el primero de los dos en prestar declaración ante el Tribunal Oral Federal Nº1.
Luego de un pormenorizado relato desde su secuestro y retención ilegítima en la Unidad Penal de San Nicolás hasta que fue liberado en Buenos Aires, tomó unos minutos para reflexionar sobre las consecuencias de esa nefasta experiencia.
“Esto incidió tremendamente en toda mi vida. Nunca me pude sacar de encima todo esto” reconoció.
Y al mismo tiempo, hizo una reivindicación del juicio al que son sometidos los responsables de aquellos años, en tiempos democráticos.
“Hoy no vi a nadie encapuchado, ni cagado de hambre, ni sucio, y tienen la posibilidad de estar acá, de poder defenderse y de poder hablar. Esa monstruosidad no puede volver a pasar. No podemos seguir viviendo en ese mundo. Porque las cosas de fondo no se resuelven así, la historia lo demuestra” dijo Pheulpin.
“No puede ser que alguien con el solo poder de las armas haga lo que se le antoje. Cada persona es de una riqueza potencial inimaginable, y no se la puede hacer pedazos, por más que se equivoque. Están estas alternativas. Están los jueces, los abogados defensores, que están para impartir Justicia” agregó.
Luego, recordó que la cárcel le dejó una única experiencia positiva: “Le enseñé a leer y escribir a un pobre desgraciado que trabajaba en un tambo y que estaba preso ahí porque le prestó una escopeta a otro igual que él. En tanto tiempo al pedo le enseñé a leer y escribir yendo y viniendo al patio”.