Habían pasado 20 minutos de las 10 de la mañana. La escuela
estaba lista. Por el camino de tierra y bajo un intenso sol, llegaban
caminando: ella con su vestido nuevo fucsia y recién salida de la peluquería;
él, con su camisa impecable y corbata roja. Y de pronto también apareció el tercero
de ellos, bien peinado y con mirada gacha.
“¡Me van a dar un infarto!”, bromeó la directora cuando los
saludó, aludiendo a su demora. “¡Es que somos las estrellas!”, retrucó ella.
María Fernández, Facundo Macchi y Julio Manzo son
efectivamente las tres estrellitas que lograron su título secundario en la
Escuela Secundaria N° 16 de La Tosquera. Forman la primera promoción de
egresados del nivel, que el viernes tuvo su emotivo acto.
La escuela fue una fiesta, decorada para la ocasión.
Familiares, docentes y no docentes de la institución y algunos vecinos
acompañaron a los chicos durante una mañana plena de emociones, y en la que no
faltó nada. Hubo desfile de egresados, discursos alusivos, premios, música a
cargo de integrantes del Conservatorio Provincial de Música, un video de
despedida y hasta una obra de teatro
ofrecida por la Sala Cuarta Pared.
Debajo de las letras doradas que formaban el “Egresados
2014” se ubicaron las tres estrellas. Lágrimas, risas, guiños de complicidad y
expresiones de timidez... Todas las emociones estuvieron a flor de piel.
María fue la
encargada de decir las palabras preparadas por los egresados para el acto, un
“intento de discurso”, como dijo ella. “Jamás imaginamos este momento ni que
llegaría tan pronto. Se torna muy difícil tener que despedirse del lugar y las
personas con las que crecimos ya que gran parte de nuestras vidas quedó acá adentro.
Eso sí, jamás olvidaremos a todas esas personas que a pesar de nuestras
dificultades y desánimos nos alentaban a seguir luchando para poder construir
un futuro mejor (…) Sé que quizás no fuimos los mejores alumnos, pero pusimos
todo de nosotros y hoy sentimos que todo ese esfuerzo valió la pena”, expresó la
joven. “Es difícil de explicar lo que siente cuando a uno le toca abandonar el
lugar que considera como a su hogar ya que crecimos dentro de este lugar”,
remarcó también y finalizó: “Ojalá algún día podamos devolverles todo el amor y
la dedicación que pusieron en cada uno de nosotros”.
Viviana Herrán, la directora, los despidió con sentidas
palabras e invitó a los papás de todos los alumnos a acompañar a sus hijos en
el camino de la educación, que abrirá puertas hacia otros horizontes.
Un brindis coronó la fiesta. Ya había pasado el mediodía y
los sonidos de los parlantes se apagaban. Quedaban los pájaros, el río, los
perros y una brisa cálida que levantaba un poco de tierra sobre el camino… y
tres luces resplandeciendo dentro de la escuela.
Felicitas Bernasconi