Descubren el fósil de un bagre de 200.000 años de antigüedad

Un equipo del Museo Paleontológico de San Pedro realizó un nuevo hallazgo de gran relevancia en el yacimiento de “Campo Spósito”: el fósil de un bagre de 200.000 años. La pieza, parte del cráneo del pez, fue descubierta durante tareas de muestreo en el Bajo del Tala que realizaban  José Luis Aguilar (Director del Museo Paleontológico de San Pedro), la Dra. Analía Forasiepi (IANIGLA-CONICET) y el Sr. Damián Voglino (el primero en observar el fósil en el terreno),  Este nuevo descubrimiento refuerza la teoría de que la zona fue un río prehistórico, lo que abre nuevas perspectivas para comprender la fauna y el ecosistema de la región durante el Pleistoceno medio. El pequeño hueso, de apenas 2 centímetros, proporciona valiosa información sobre las características del curso de agua y las especies que lo habitaban.

Tunante II: el estudio de simulación que muestra donde podría encontrarse el velero perdido


(Texto y video www.clarin.com) La búsqueda del velero Tunante II suma cada vez más elementos. 
Ayer, Giovanna Benozzi y Luana Morales, hijas de Jorge Benozzi y Horacio Morales que viajaban en la nave desaparecida el 27 de agosto frente a Brasil, se reunieron con la CONAE (Comisión Nacional Aero Espacial), del Ministerio de Planificación y Desarrollo, para acordar detalles y sumar tecnología para profundizar la búsqueda de los veleristas. 

Hasta el momento, las búsquedas con aviones o barcos oficiales estaban suspendidas pero, a raíz de un reciente estudio presentado por los familiares podrían surgir novedades y reanudarse si llegara a detectarse algún punto "sospechoso" en el mar. 
Esto ocurre a raíz de una simulación de derivas que hizo un grupo de navegantes, ingenieros informáticos y oceanógrafos. Ellos tomaron un modelo oceanográfico y le cargaron datos de corrientes marinas y vientos. El estudio indica que, si el Tunante II estuviera a flote, estaría a la deriva en un cuadrante frente a las costas del sur de Brasil, desde la altura de Río Grande del Sur como límite norte del cuadrante, hasta el sur de la provincia de Buenos Aires (como limite sur del cuadrante). 
El barco podría estar flotando en algún punto dentro de este cuadrado que toma desde la costa hasta unos 1.100 km mar adentro. Los expertos también concluyeron que hay un 90 % de probabilidad de que la nave, dentro de este cuadrante, esté flotando en el mar y un 10 % de que haya llegado al continente o alguna playa deshabitada en el sur de Brasil o Uruguay. 
"Adaptamos un modelo que usan los oceanógrafos para analizar, por ejemplo, el movimiento del plancton. Lo estudiamos y le cargamos corrientes marinas y vientos que tomamos de datos de la Nasa que se bajan de Internet. Luego analizamos el movimiento que hubiera seguido el barco a partir de la última posición conocida, el 27 de agosto a las 2.55 am cuando se produjo la última llamada. Y también a partir de la posición arrojada por el avistaje SAR hecho por la Marina de Brasil el 11 de octubre. A estas variables le sumamos el factor humano. Es decir, consideramos la posibilidad de que el Tunante II permanezca a la deriva pero que los tripulantes hayan podido armar velas en forma precaria (en terminología náutica “aparejo de fortuna”), y que esta situación la hayan mantenido en el tiempo o no. Hicimos correr todas las variables por el modelo y nos quedamos con la intersección de todos los resultados. Eso nos da los puntos por donde tendría que pasar la nave sí o sí, o sea en cualquiera de las condiciones descritas. Estos puntos forman una L, que son como dos barreras imaginarias en el mar: la pata horizontal de la L está a la altura del sur de la provincia de Buenos Aires, y la pata vertical, es una línea imaginaria ubicada a unos 1.100 kilómetros de la costa”, explica Patricio Mulhall, 58 años, piloto de yate y uno de los expertos que armó el simulador. 
Los familiares acercaron este estudio a la CONAE que viene trabajando en el análisis de imágenes satelitales desde septiembre de 2014. "Aportamos información de satélites que procesamos en tiempos muy cortos y reportan de inmediato los indicios que pudieran aparecer. Actualmente, también procesamos y analizamos imágenes de radar en tiempos muy breves, haciendo foco en zonas más acotadas, en función del modelo probabilístico de trayectoria y dispersión que desarrolló el grupo de expertos y voluntarios. La idea es detectar aquellos puntos sospechosos en esas áreas y que luego queden a disposición para que puedan validarse con información de otras fuentes e instituciones", contaron desde la CONAE ante la consulta de Clarín. 
"Esto significa que si se detecta algun punto sospecho se puede llegar a mandar una embarcación o avión para constatar", agregó Mulhall, vecino de zona Norte y que se sumó a la búsqueda de los Tunantes desde los primeros días de septiembre. Mulhall preparó el estudio probabilístico junto a Claudio Lapidus y David Giardini, ingenieros informáticos que programaron junto a él el simulador. También tuvieron la colaboración del doctor Elbio Palma, reconocido oceanógrafo de Bahía Blanca. Además ahora sugieren que se incorporen drones militares (tienen autonomía de 40 kilómetros desde la costa) para revisar las pequeñas islas al sur de Brasil. 
“Todo aporte humano y por supuesto tecnológico es muy bienvenido. Nosotras seguimos paso a paso los avances del estudio de simulación y estamos en contacto permanente con los voluntarios y las instituciones públicas que están trabajando en el caso|. Es clave seguir buscando. Sobre todo en esta época en que es temporada alta en el mar. No vamos a bajar los brazos. Los queremos traer a casa”, explica Giovanna, oftalmóloga como su papá y que además tiene en el barco a pareja Mauro Cappuccio. 
El cuarto navegante del Tunante II es Alejandro Vernero, cardiólogo del Hospital Pirovano, y compañero de Benozzi desde la facultad. 
El grupo de amigos había salido el 22 de agosto desde el Puerto de San Fernando y pensaba navegar hasta Río de Janeiro. Pero después de pasar por La Paloma, Uruguay, los sorprendió una tormenta muy severa con olas de ocho metros frente a Brasil donde perdieron velas, mástil, motor y se quedaron sin baterías ni radio. Llamaron con un teléfono satelital para decir que a pesar de las condiciones climáticas estaban bien pero que se quedarían también sin batería en los teléfonos satelitales. La última comunicación fue el 27 de agosto. Dos días después los teléfonos satelitales seguían emitiendo señal, por lo cual los familiares concluyen que no se hundieron con esa tormenta. 
En el barco que tiene 40 metros cuadrados, dos baños, dos dormitorios, living y cocina, llevaban equipo de pesca y potabilizador de agua. Lo único que se encontró fue la balsa, el 16 de octubre, pero sin el piso refractario que podrían haber quitado lo propios navegantes para hacer señales de luz y aumentar las posibilidades de ser captados por algún radar.