Sin lugar a dudas
debemos agradecer a las golondrinas el debate que nos han hecho generar a
partir de la desafortunada (creo yo) decisión de “podar” los árboles del ex
correo.
Más allá de las
opiniones a favor o en contra,resulta saludable que los ciudadanos podamos
manifestarnos. El problema es que, cuando lo hacemos, ya todo pasó, es cosa
juzgada y no hay posibilidad alguna de revertir nada en caso de decisiones
equivocadas.
Llevamos más de tres
décadas de funcionamiento democrático, pero hasta ahora solo podemos votar cada
cuatro años y, en el ínterin, rezar para que los funcionarios no se equivoquen.
Países con tradición democrática mucho mayor que la nuestra han logrado
perfeccionar el sistema a través de consultas populares, cuando de tomar
decisiones polémicas se trata.
Suiza, por ejemplo,
hace un referéndum popular antes de decidir obra pública sean puentes,
carreteras, centrales nucleares, etc. Se sabe que lo que beneficia a muchos
también puede perjudicar a otros tantos.
Teniendo en cuenta
que estamos a escasos meses de una elección que nos va a permitir elegir un
nuevo intendente y renovar parte del HCD, y viendo que la mayor parte de las
agrupaciones políticas aún tiene la hoja de propuestas totalmente en blanco, no
estaría mal (pienso) incorporar como propuesta algún tipo de consulta mediante
la cual las autoridades electas testeen en la población,mientras dure la
función, si corresponde hacer algo o no.No tomo en cuenta la consulta que se
realizó años atrás para saber si se le daba el puerto a Arcor, porque no me
parece que sea un sano ejemplo.
Me parece que ese
mecanismo permitiría que los ciudadanos eligieran, por caso, si quieren el
balneario según dos o tres proyectos que se presenten o, en cambio, lo quieren como
era antes, si quieren policía comunal o no, etc., y sacaría presión a nuestros
gobernantes.
No digo todos los
temas pero cada uno de nosotros tiene conocimiento de algún tema en particular
o es profesional de determinada materia y suele ocurrir que, ante la concreción
o no de algo en particular, uno tendría ganas de decir cosas que puedan aportar
a una mejor realización. El mecanismo de “banca abierta” que tiene el HCD
resulta interesante pero solo alcanza a aquel ciudadano que desea poner en
consideración un proyecto particular, aunque no posee un carácter de consulta
masiva.
También intuyouna
consulta popular podría llegar a lesionar el orgullo de los funcionarios. En
mayor o menor medida todos ellos son egocéntricos y desean marcar su paso por
la función pública con decisiones solamente por ellos tomadas (la verdad que
algunos lo han logrado y han dejado recuerdos imborrables, a pesar que uno
quisiera olvidarlos cuánto antes). Pero consultar tendría el valor agregado de
acercarlos a la gente y ser más queridos y respetados. A la vez los ciudadanos compartiríamos
responsabilidades en algunos actos de gobierno.
Honestamente hasta la
semana pasada no me imaginaba una consulta popular para saber si se podaban los
árboles del ex correo. Lo más probable es que hubiese contestado que me parecía
una pelotudez y que una consulta debiera hacerse por cosas más importantes.
Pero visto y reflexionado todo lo manifestado en torno al tema de las
golondrinas debo decir que hoy no me parece algo desatinado.
En los 90 el
neoliberalismo nos saludó con la novedad que las ideologías habían muerto. Si
bien se trató de un disparate, (pero un disparate intencionado), lo cierto es
que si bien no han muerto, se puede decir que algunas de ellas han cambiado o
mutado.
Particularmente me
parece que la ecología y el medio ambiente se están convirtiendo, de a poco, en
una ideología. Lo vemos cotidianamente y, al igual que capitalistas y
anticapitalistas, creo que en algunos años nos dividiremos taxativamente entre
aquellos que ataquen y dañen el medio ambiente y los que lo defiendan.
En mi caso ya hace
muchos años que me cuento entre estos últimos y se trata de un aspecto que hace
tiempo que tengo en cuenta al emitir un voto. Quiero que los gobernantes
defiendan el medio ambiente.
El árbol es un
elemento central en esto. Oxigena y ayuda a controlar la contaminación, y no me
extiendo más porque es algo que ya todos sabemos. Pero me preocupa que a los
funcionarios esto no les interese. Ver por un lado el estado del arbolado
público,escuchar por el otro la defensa de la mutilación de los árboles del ex
correo y, de remate, la defensa de los responsables a partir del espíritu de
cuerpo de sus colegas funcionarios me da a pensar que no deberemos contar con
ellos cuando de defender la ecología se trate.
El cambio climático
ya está haciendo imposible la vida en muchas regiones del planeta. Controlarlo
es casi imposible ya que, el hacerlo demandaría enfrentar al mundo de la
política, las finanzas y los negocios. Grupos de cientos de naciones se ven
impotentes cuando quieren que los tres o cuatro grandes bajen los porcentajes
de contaminación. Sin embargo podemos cumplir nuestra parte en San Pedro a
partir de tener un arbolado público útil para la ciudadanía, servicios de agua
potable en condiciones o controlar la contaminación que va al río. Para ello
hay respuestas técnicas que lo hacen posible y, sospecho, que hasta
financiación a partir de créditos no retornables cuando de obras ambientales se
trata, y que hace unos años existían.
Aún así, gente y
gobierno, sabemos que la solución en gran parte es simplísima: dejar de
contaminar. Sin embargo esto no se resuelve porque el problema no es la
contaminación, el problema verdadero es todo lo que lo impide contaminar, la
política, la economía y los negocios.
El centro de la
ciudad podría no tener tantos problemas de agua potable y cloacas. Pero nunca
se hizo nada por resolverlos y, en cambio, mucho se hizo por agravarlos, como
el autorizar la construcción de innumerables edificios en la zona urbana. Está
claro que quienes tomaron esas decisiones sabían que agravarían estos
problemas, pero lo hicieron igual. Beneficiados por ello hubo pocos,
perjudicados muchos miles.
Estas cosas que nos
preocupan no se han hecho porque no se haya querido. Repito, tienen solución y
creo que cómoda financiación también. Sin embargo la clase política habla de
estos temas en momentos preelectorales, olvidándolos rápidamente cuando son
elegidos.
Décadas atrás el solo
hecho de patalear por algo así era un pasaje seguro a un avión que lo depositaba
a uno en el Río de la Plata. Hoy tenemos una democracia que no nos alcanza y
debemos mejorarla. La solución pasa por más democracia.Una consulta popular
para determinados temas que nos afecten, podría llegar a ser una respuesta
posible. Finalizo reiterando que todos conocemos algo de algo y nos gustaría
hacer aportes constructivos cuando esa obra o esa
decisión se toma.
EDUARDO CAMPOS