Luego de la aparición, la semana pasada, de
tres yarará en el interior de la Escuela de la Tosquera, esta mañana se encontró otra víbora, esta vez en las puertas del establecimiento educativo.
Fue una mamá que llevaba a su hijo a la escuela, la que advirtió la presencia de la yarará y dio aviso a las autoridades.
Si bien se realizaron en el lugar tareas de fumigación e intervino Bromatología, no son muchas las acciones que pueden realizarse para evitar la proliferación de yararás en la zona de barrancas.
La creciente hace que las víboras suban hacia sectores sin agua, pero la zona forma parte del propio hábitat de esos animales.
En la escuela, se profundizan las medidas de prevención para evitar que algún alumno o docente sea mordido por las víboras, cuyas consecuencias pueden ser graves.
De hecho, en el barrio un
niño ya tuvo las consecuencias de la mordida de una yarará, afortunadamente con buena recuperación.