El sampedrino Carlos Alberto Rotundo, quien desarrolla un viaje por América Latina a bordo de un motorhome, confirmó a través de la red social Facebook que se encuentra varado en la frontera entre Venezuela y Colombia.
El ex Secretario de Gobierno y ex Director del Servicio Penitenciario de la provincia de Buenos Aires viene viajando desde hace casi dos meses por toda Sudamérica. En los últimos años, junto a su familia, había desarrollado experiencias similares.
Ahora, mientras espera por una autorización oficial de la embajada argentina en Caracas para cruzar la frontera, acampa frente al aeropuerto de San Antonio de Táchira. En los últimos días, se sumaron otros dos argentinos que se encuentran en la misma situación (foto).
Este es el relato publicado en la página “Un gran país, nada más”:
“VARADO EN VENEZUELA.
Cuando salí de Guyana puse rumbo a la
cercana frontera con Venezuela. Ingresé el 14 de julio por Santa Elena de
Uairen donde, al hacer los trámites migratorios, obtuve permiso para circular
por 90 días.
Al preguntárseme si volvería a salir por ese paso
fronterizo, les digo que no, que lo haría por el lado de Colombia porque no
deseaba volver a correr el riesgo de hacer nuevamente la Transamazónica en
pésimo estado y con riesgo de rotura de la “Combi”. Ante mis dichos no se me
formula ninguna objeción.
Luego de varios días de transitar por este hermoso país,
llegué a la ciudad de San Antonio de Táchira frente a la colombiana Cúcuta.
Cuando intento hacer los trámites de salida, me informan que no es posible
hacerlo con el motor home, que la frontera está cerrada desde hace casi un año
y que debo ir a pedir permiso especial al Aeropuerto de San Antonio de Táchira,
donde está apostado el comando del Ejército que controla esta “vaina”.
Explico que cuando ingresé por Santa Elena no me pusieron
objeción, que soy un viajero ajeno a la problemática del contrabando que
originó el cierre, que hace 50 días que vengo viajando por toda Sudamérica y
que esa ruta es la única para regresar a mi país. Nada. Solo me ofrecen que
acampe frente al aeropuerto bajo la sombra de los árboles, que de noche
estacione dentro del perímetro para mayor seguridad, que use internet, agua y
baños del lugar, pero que para pasar debo conseguir una autorización especial
la cual debe ser gestionada por la embajada argentina en Caracas. De inmediato
mando los correos a la embajada, presento un escrito al propio Ejército, me
entrevisto con autoridades consulares de Colombia en San Antonio de Táchira
(para ir preparando el terreno para que ellos a su vez me reciban en su país) y
hasta con el cura hablo, pero hasta hoy, después de 10 días de estar “varado”,
no recibí ninguna respuesta favorable. Para empeorar las cosas, la Argentina no
tiene embajador en Caracas y el Cónsul general de nuestro país, después de una
semana de dimes y diretes me dijo estar dispuesto a hacer la gestión, pero solo
respecto del permiso de salida de Venezuela y nada para que Colombia (que
también tiene cerrada la frontera), me autorice a ingresar y circular por su
territorio.
Me dirigí el viernes
por mail a nuestra embajada en Colombia con ese fin, y nada, aún no se dignan a
contestarme.
Primero tomé este incidente como una aventura más del viaje,
pero con pronto final. Ahora esta larga demora sumada a la imposibilidad de
regresar por otro camino, me están comenzando a preocupar. Sobre todo, cuando
me cuentan que por situación idéntica pasaron viajeros franceses, italianos y
brasileños, quienes resolvieron satisfactoriamente el asunto. Mi familia está
diariamente informada de los motivos de la demora, y yo estoy pensando en algún
tipo de acciones para llamar la atención de las autoridades venezolanas y
colombianas, para que se dignen a considerar lo absurdo de una prohibición de
cruzar la frontera por parte de un ciudadano de otro país, con vehículo de otro
país, que nada tienen que ver como los motivos por los cuales se tomó la medida
de cierre.
Así están las cosas…se me ocurrió que quizás alguien que lea
esta crónica tenga un buen contacto en nuestra Cancillería y me pueda ayudar.
Sé que es algo sencillo de lograr…solo falta ocuparse…
Por lo pronto uno de mis hijos que vive en Buenos Aires está
intentando hoy contactar a alguien.
Cuando termine esta historia, les prometo subir fotos de los
hermosos lugares que conocí en Venezuela: Los Andes, Mérida con el teleférico
el más largo del mundo, San Pedro del Río, la Sabana repleta de agua, y otros
más; junto a historias y anécdotas con muchas personas que durante todo el
camino me proporcionaron compañía, afecto y buenos consejos. Gente que está
toda pasando por un muy mal momento y que ruego para que lo puedan resolver
rápidamente y en paz”.