Pablo Noat falleció el viernes a los 91 años.
Veterano dirigente del Club Sportivo La Esperanza, su otra casa desde siempre; desde que la entidad del ancla en el escudo (porque estampada en la tranquera de la chacra que lo fundaron había un ancla) nació en el paraje La Rosada el 19 de octubre de 1919, hasta que el club se vino a la ciudad en la década del 70, afianzándose en 1979 con la construcción de la sede, el salón y la cancha a la que atravesó posteriormente la Avenida Sarmiento, erigiéndose una nueva en los noventa en terrenos de su propiedad. Justo homenaje que el complejo lleve el nombre del gran presidente.
Pablo Noat en su juventud fue arquero de La Esperanza; también director técnico y dirigente en el puesto que lo ubicaran en la lista.
Además, Pablo brindó su tiempo a la Cooperativa Eléctrica como uno de sus consejeros, y fue clave para la Liga Deportiva Sampedrina cuando la madre del fútbol no pasaba por un buen momento económico.
La mayor alegría de Pablo con La Esperanza la vivió en 1996 cuando los verdes se coronaron por primera vez campeones de primera de la Liga.
Pablo fue el gran organizador de las cenas de La Esperanza y siempre mencionaba que la tradicional mayonesa de ave comenzó a servirse en 1959.
Se enorgullecía por el dato, mientras recorría las mesas saludando amigos que lo admiraban.
Un grande, Pablo, no lo olvidaremos.