La Fiscalía Federal pidió penas de entre 3 y 12 años de prisión para los integrantes de una banda que traficaba droga desde Argentina hacia otros países de América y Europa.
Entre ellos, reclamó una condena de 6 años para el sampedrino Javier “Kukato” García, con quien comenzó la investigación en nuestra ciudad, en el año 2009.
La resolución definitiva se conocerá a fin de mes, a cargo del Tribunal Oral Federal 2 de Rosario.
El diario “La Capital” de Rosario publicó esta semana todos los detalles del juicio, que está llegando a su instancia definitiva.
El caso
El 17 de diciembre de 2009 se
hicieron quince transferencias desde Buenos Aires hacia distintos beneficiarios
en Colombia. Los pagos tuvieron todos importe idéntico: 1.832,50 dólares cada
uno totalizando 27.847 dólares en ese mismo día. Los emisores fueron diferentes
personas que mandaron los giros por la empresa postal Western Union en concepto
de pago de exportaciones de ropa de bebé. Sólo que lo que se había recibido no
eran prendas sino cocaína de alto grado de pureza que llegaba a Argentina de
manera rutinaria y se redestinaba a contrabando de ultramar y a venta en el
mercado interno.
Este fue uno solo de los ejemplos
que una fiscal utilizó para reportar la forma de operar de una red que tenía a
ciudadanos colombianos en sus niveles más altos. Se trata de un grupo conectado
por la misma actividad, comercialización de estupefacientes, que son juzgados
en Rosario desde noviembre pasado. Son diez personas que escucharon pedido de
condenas de hasta doce años de prisión, el mismo día que otro juicio
concentraba la atención de la ciudad: el del anuncio del fallo por el homicidio
del líder de Los Monos Claudio "Pájaro" Cantero.
Empresa transnacional
En su alegato de la semana
pasada, la fiscal federal Adriana Saccone habló de empresa delictual
transnacional. Usó el ejemplo de los 15 giros a Colombia con la intención de
describir cómo la red delictiva, en su afán de ocultamiento, actuaba de manera
tal de dificultar la individualización de sus integrantes. Por eso había una
división de roles muchas veces sin contacto entre sí. También eso explicaba la
cantidad de emisores de las mismas transferencias hacia receptores diversos.
La idea de camuflar la unidad de
la acción se frustró en el allanamiento a un departamento que alquilaba Diego
López Echavarría, uno de los colombianos, en la calle Billinghurst en Buenos
Aires. Allí se encontraron los quince talones de los giros postales.
Un juicio muy particular
El grupo que se juzga en Rosario
es un muestrario de curiosidades. El trámite se inició en el Tribunal Federal
Oral Nº 2 de Oroño al 900 con once imputados pero uno de ellos, Horacio
Biradelli, murió poco después de sufrir una indisposición en el juicio. En el
estrado comparece como acusada una mujer con vestimenta de monja. Y entre el
resto de los imputados hay un abogado y una persona sobre cuya identidad no hay
certezas.
López Echavarría fue acusado de
haberse radicado en Argentina para atender a una red de proveedores en el
conurbano y norte bonaerense. El sindicado como abastecedor es Argemiro Sierra
Pastrana, de 66 años, un ganadero oriundo de Villavicencio, Colombia, que purgó
once años de condena por venta de 20 kilos de cocaína en Estados Unidos. Se le
atribuye ahora ser quien enviaba desde Colombia partidas de cocaína en paquetes
que decían contener frutas exóticas.
Por escuchas se estableció que
Marcelo Biradelli le compraba estupefacientes a López Echavarría para alimentar
una red de vendedores minoristas. Justamente por venta barrial en la ciudad de
San Pedro, tipo delivery, se detuvo al hombre que según la fiscalía permitió
descubrir a los colombianos en los peldaños superiores.
La fiscal Saccone dijo que quedó
probado que parte de la droga que Sierra Pastrana sacaba de Colombia terminaba
contrabandeada hacia Holanda, España y Australia. El grupo usaba como correo a
un individuo cuyo nombre y nacionalidad fue cambiando a medida que avanzaba el
juicio. Al empezar se llamaba Luis Avelino Esquivel y era argentino. Ahora dice
llamarse Oscar Rey Patiño y ser colombiano. La fiscalía alude a él con los dos
nombres. Este acusado fue detenido en Brasil con 5,745 kilos de cocaína en un
vuelo que debía terminar en Portugal. En el país vecino lo condenaron a prisión
como Esquivel. Luego fue traído a Argentina para comparecer en este juicio.
Un banco en Lisboa
Entre la evidencia captada se
sabe que una persona llamada Eduardo Soler abrió una cuenta en una sucursal del
Barclays Bank en Lisboa, Portugal, para que Marcelo Biradelli —también con
condena por narcotráfico en Estados Unidos— pudiera cobrar los envíos de droga.
En ese sentido éste recibe un cheque por 4.400 euros emitido por Soler contra
esa cuenta. En una escucha detectada, señala la fiscalía, aluden como correo a
"Lucho" (Esquivel) que está en España. Se corrobora el contacto de
Biradelli con Sierra Pastrana en Capital Federal, quienes admiten conocerse por
haber compartido cárcel en Miami. Y dichos en interceptaciones de Biradelli en
alusión a la droga remitida a Oceanía. Le preguntan si estuvo "con el
Gordo del Unicenter", por López Echavarría, que es un hombre de físico
voluminoso y con el que suelen encontrarse en ese shopping de Vicente López.
"Sí, me llamó cuando llegaron los regalos a Australia. Están todos
contentos", dice Biradelli.
Uno de los policías en el juicio
fue gráfico al referir el aspecto del departamento de Billinghurst allanado.
"Parecía una tapicería". Se refería a la valijas y maletines con sus
forros desmontados tirados en el piso. El examen de reactivos dio que el polvo
en los intersticios de esas maletas era cocaína de una pureza de hasta el 90
por ciento. Según la fiscalía se utilizaban para transportar la droga al
exterior.
Otro elemento ofrecido como
evidencia sólida por la fiscal es una anotación hallada en un departamento
porteño también alquilado por López Echavarría, en la calle Córdoba, a la
manera de un libro contable. Allí constaban operaciones en referencia a gramos,
costos de importación, saldos a pagar y total recaudado por ventas, de lo que
se presume es cocaína.
La fiscal Saccone situó la máxima
responsabilidad del grupo en López Echavarría y Marcelo Biradelli, a los que
acusó como organizadores de tráfico de estupefacientes y comercialización, por
lo que pidió doce años de prisión.
Para Sierra Pastrana, el
hacendado de Villavicencio, pidió nueve años de cárcel. La misma pena para el
llamado Luis Avelino Esquivel u Oscar Rey Patiño, ese hombre de quien al decir
de la fiscal "no ha podido comprobarse su verdadera identidad". A tal
punto que Saccone pidió al final de su planteo que como se había determinado la
falsa identidad de Esquivel la Dirección Nacional de Migraciones deberá
comunicar a la República Federativa de Brasil esa novedad. Ocurre, como fue
dicho, que en ese país lo condenaron con ese nombre a seis años de prisión, al
detectarlo en el aeropuerto de San Pablo en un vuelo de TAM con seis kilos de
cocaína en su maleta.
Seis años para Kukato y “la monja”
"Solamente Dios me juzgará.
Me han hecho mucho mal llamándome por ahí como la monja narco. Mi familia en
Colombia ha sufrido con ello", le dijo a este diario Sulán Ortega, la
joven mujer que viste hábitos de monja aunque es una religiosa laica, que llegó
a juicio por ser considerada por la fiscalía partícipe del delito juzgado.
Sulán convivía con Diego López Echavarría, quien recibió uno de los máximos
pedidos de pena. Para ella la fiscal Saccone solicitó seis años de prisión.
Varios de los que llegaron
imputados a este juicio son considerados vendedores minoristas o partícipes
necesarios de la red. Entre ellos están el abogado Matías Gómez, el artista sampedrino
Javier "Kukato" García, Cristian Serra y Juan Quispe para quienes también
pidieron penas de seis años. Para Axel Manderiolli solicitó tres años como partícipe secundario.