Nuevamente en el tapete el tema del basural de San Pedro. Lugar que el 95% de los sampedrinos no conoce, pero que un 5 % de su gente vive en y de él.
Desde principio del siglo, el gobierno provincial “exige” que los municipios “cierren” sus basurales a cielo abierto y los reemplacen por soluciones del tipo “relleno sanitario”.
Estas “soluciones” se basan en tapar, literalmente, el problema, o sea, se entierra los residuos domiciliarios urbanos en cavas naturales o artificiales, envueltos en plásticos teóricamente herméticos e impermeables.
Estos lugares de disposición final de la basura deben contar con recuperación y tratamiento de gases y líquidos lixiviados que la descomposición de la basura orgánica genera, recuperación y tratamiento de basura inorgánica, inmovilización de sustancias toxicas como por ejemplo pilas o restos de basura electrónica, con expresa prohibición de recibir basura peligrosa del tipo patogénica o industrial, lo mismo que líquidos cloacales de cualquier origen entre otras cosas.
La Resolución 1143/02 del OPDS marca las pautas que debe reunir el sitio en donde instalar el nuevo basural, planta reciclado o relleno sanitario indicando profundidad máxima de enterramiento para que mantenga una distancia prudencial con la napa freática, distancia a cuerpos de agua superficiales, caminos, viviendas, escuelas, etc. ambién regula las medidas de monitoreo ambiental que el emprendimiento debe cumplir acorde a las normas provinciales.
Otro problema a encarar es el “cierre” del basural actual, compuesto de una parte que se trabajó como relleno “sanitario (¿)” de una vieja Tosquera y como basural a cielo abierto donde un numero grande familias recicla los RSU que llegan allí. Hay que hacer obras de monitoreo y control antes, durante y después de su cierre.
Un problema a tener en cuenta es la fuente de trabajo. Hoy viven del reciclado de la basura informal en el basural o anexos a esa actividad numerosas familias, que la tecnificación de la actividad dejaría sin trabajo y un agravamiento de su situación social.
La empresa que venga a San Pedro a instalar la planta de tratamiento y relleno sanitario cobra por tonelada de basura tratada, y eso lo pagan los vecinos.
El negocio de la basura y su “optimización” funciona mejor cuanto más basura se recibe, y por ello siempre se habló de una planta regional, por lo que, seguramente el proyecto imaginado por dicha empresa contempla recibir la basura de Baradero y Ramallo por lo menos, además de la nuestra para redondear una cifra cercana a las 150 toneladas diarias.
Un funcionamiento óptimo dependerá exclusivamente del control que el municipio local haga en forma permanente.
En San Pedro se aprobó en el año 2012 la Ordenanza 6004/12 llamada de Basura 0, que contempla una reducción en la cantidad de basura y el reciclado de la misma para su posterior reúso. Las famosas 3R del tema basura.
Esto genera un ahorro en energía y dinero, reduciría la cantidad a tratar y facilitaría la separación de la misma. Podría mantener la fuente laboral de los actuales recicladores informales, y mejoraría sus condiciones de trabajo. Se podría darle un valor agregado a basura que hoy se tira. Ejemplo. El 50% de los RSU son de origen orgánico. Si esta basura se separa y se trata en ámbitos limpios, se composta y se agrega la lombricultura, en pocos meses se puede obtener humus de excelente calidad que se puede reutilizar en viveros e incluso se ahorraría en fertilizantes artificiales.
Esta ordenanza no se aplica, pero es una herramienta que tenemos y, creo, que en orden de prioridades, es más importante, que apurarnos a tomar una decisión de “privatizar” el destino final de la basura. Sería bueno que los ciudadanos pensemos en esto.