Un fósil descubierto hace ocho años en San Pedro corresponde a una especie de perezoso gigante desconocido hasta el momento.
El anuncio fue realizado por el Grupo Conservacionista de Fósiles, que publicó la información en el diario “Clarín” algunas horas antes de la promocionada presentación en el Centro de Comercio e Industria.
El fósil está emparentado con las familias de Milodontes (Mylodon darwini) y Glosoterios (Glossotherium) aunque de los 14 parámetros que se emplearon para establecer su taxonomía, sólo hubo coincidencias en cinco puntos. Lo que sirve para dimensionar la singularidad de este hallazgo científico.
El descubrimiento arqueológico, ubicado en una excavación a 18 metros bajo el nivel del suelo, se produjo en 2009, cuando la cantera todavía estaba en actividad. Por una casualidad, Fausto Capre, maquinista de la empresa Tosquera San Pedro, llegó a observar el cráneo blanquecino que sobresalía de la fosa mientras efectuaba trabajos de remoción. Los primeros en llegar fueron Ignacio Verdón, José Luis Aguilar, Julio Simonini, Fernando Chiodini y Luis Dzickiewicz, integrantes del Museo.
Un detalle no menor es que lo único que se desenterró de este ejemplar fue su cráneo, que mide unos 65 centímetros de longitud.
“Las razones pueden ser múltiples. Desde que el resto del cuerpo no se haya preservado, que un carnívoro separó la otra parte y lo fue despedazando lentamente, hasta que la misma máquina lo haya cargado sin darse cuenta, junto con otros fragmentos de roca”, señala José Luis Aguilar del Grupo Conservacionista de Fósiles.
En la reconstrucción, hecha por sus descubridores, lo retratan como un animal cubierto de una gruesa piel, con abundante pelambre, manos provistas de garras importantes para defenderse o enganchar ramas, una longitud que superaría los 3 metros con una altura a la cruz, entre 1,40 a 1,60 metro y una masa corporal superior a los 2.400 kilos.
Por 8 años, el cráneo permaneció en una vitrina del museo esperando una revisión en profundidad que permitiera una identificación más precisa. Su momento llegó de la mano de Luciano Brambilla, del Laboratorio de Paleontología Molecular de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), quien al observar con detenimiento el fósil comprendió que estaba frente a algo excepcional.
En un principio se especuló que la caja craneana podía corresponder a un ejemplar de Mylodon o de Glossotherium, dos géneros conocidos de perezosos extintos que habitaron la Región Pampeana.
Pero tras cotejar catorce parámetros anatómicos, en los cuales nueve arrojaron significativas diferencias, se determinó que se trataba de un ejemplar único proveniente de sedimentos depositados hace unos 800 mil años, durante una edad denominada Ensenadense.
Diferentes investigadores apoyan que ciertos mamíferos, en ese lapso, debido a condiciones climáticas y de alimentación favorables, desarrollaron un marcado gigantismo con respecto a aquellos que vivieron durante el resto del Cuaternario pampeano.
El tamaño del perezoso descubierto en San Pedro parece apoyar esto último, ya que sus dimensiones superarían las registradas para los dos géneros más cercanos con los cuales ha sido comparado.
Así, por la forma de su paladar y la distribución de sus piezas dentales se pudo inferir que su dieta era herbívora, pero bastante variada e inespecífica.
Mientras que en la alineación de los dientes en su paladar se observa que mantiene el paralelismo característico de los Milodontes, pero con la presencia de un caniniforme como el que poseían los Glosoterios.
Comparado con los dos grandes perezosos mencionados, los restos del animal hallado en San Pedro presentan una prominencia robusta y marcada delimitando la región superior y anterior de la órbita del ojo, lo que seguramente aportaba un detalle particular a su fisonomía.
En cuanto a las piezas dentales, los Glosoterios poseían cinco dientes a ambos lados del paladar y los Milodontes cuatro.
Sin embargo, el fósil de San Pedro tiene cinco piezas a cada lado de su paladar, como en los Glosoterios, pero su aspecto general es más cercano al de los Milodontes.
Además, el fósil de San Pedro excedía en más de 14 centímetros el promedio sobre 17 cráneos de Glosoterios y en unos 7 centímetros la media sobre 11 cráneos de Milodontes. Lo que posiciona la talla del nuevo animal lejos del rango normal de los dos géneros investigados.