Por Nicolás Maldonado (diario "El Día" de La Plata)
Tras una larga historia de discriminación por su hermafroditismo, la sampedrina Juana Luffi logró en 1997 que la Justicia la autorizara a “cambiar de sexo”.
Fue la primera operación de ese tipo en el país, efectuada en un hospital público por un equipo de profesionales platenses que hoy es referente en este tipo de práctica.
“Yo quería que alguien me
solucionara: ser hombre o ser mujer… esa era la locura mía, y los doctores le
pusieron mucha voluntad”, cuenta Juana Luffi desde La Consulta, un pueblo
agrícola del oeste de Mendoza ubicado a pocos kilómetros del lugar donde nació.
A sus 70 años, postrada por un accidente doméstico y acompañada sólo por una
prima, Juana recuerda la cirugía que en 1997 la tuvo en el foco de las noticias
con una mezcla de gratitud y frialdad: gratitud por los amigos y los médicos
que la ayudaron a hacerla posible; frialdad por las expectativas que no llegó a
cumplir. “¿Si cambió mi vida? No lo sé. Soy una persona grande y ahora me
respetan más, eso sí –reconoce-. Pero no cambió. Ser mujer no fue una solución:
nunca salí con nadie ni formé pareja, mi vida siguió igual”.
En un tiempo en que las cirugías
de readecuación genital constituyen un derecho y se practican regularmente, la
historia de Juana pone en evidencia hasta qué punto la situación (aunque no
para ella) sí cambió en el país gracias a aquel puntapié inicial. Porque lo
cierto es que si hace veinte años su operación constituyó un acontecimiento de
interés nacional no fue sólo porque era la primera de su tipo que se practicaba
en Argentina sino porque en aquel momento estaba además prohibida por ley.
Juana, que había nacido con un
disformismo genital, fue la primera en lograr que la Justicia argentina le
reconociera su derecho a someterse a una operación que entonces se llamaba de
“cambio de sexo” y hoy se denomina “adecuación genital”. El hecho de que nunca
antes se hubiera otorgado una autorización de ese tipo y que la cirugía fuera a
practicarse en un hospital público la convirtió de la noche a la mañana en una
noticia de interés nacional. Nadie imaginaba sin embargo que estaba por abrirse
la puerta a una demanda social que desde entonces no ha cesado de crecer.
SIN EXPERIENCIA
“La operación de Juana fue el comienzo de las
cirugías de readecuación genital en Argentina y lo fue de una forma un poco
azarosa: nosotros éramos un Servicio de Urología sin ninguna experiencia en
este tipo práctica que nos vimos de pronto ante la necesidad de salir a
capacitarnos en algo que estaba prohibido en el país. Jamás nos imaginamos que
esa cirugía iba abrir una puerta de consulta para toda una población trans”,
cuenta el doctor César Fidalgo tras participar el viernes de un acto en el
Colegio de Médicos de La Plata donde se conmemoraron los veinte años de aquella
operación.
Hoy jefe del Area de Reasignación
Genital del Hospital Gutiérrez de La Plata, Fidalgo fue, junto con doctores
Pablo Maldonado, Daniel Bustos y Guillermo Gil, uno de los médicos que integró
el equipo quirúrgico. Todos platenses, tenían menos de 35 años y ninguna
experiencia en este tipo de prácticas que en aquel momento sólo desarrollaban
unos pocos centros médicos en el mundo. Pero además, al ser todos ellos
privados, eran muy celosos de compartir esa formación.
“Se hicieron gestiones para los médicos del
Gutiérrez pudieran viajar para capacitarse en Chile, que era uno de los pocos
países con experiencia en este tipo de operaciones”, cuenta Germán López,
actual prosecretario administrativo del Senado bonaerense, quien intercedió
entonces como diputado para que se le permitiera a Juana cambiar el nombre en
su DNI. “Cromosómicamente ya se había determinado que era mujer –cuenta-.
Hubiera sido una enorme injusticia que el Estado siguiera sin reconocerle su
identidad. Gracias a eso fue que después salió el dictamen que autorizó lo
operación”.
SIETE HORAS DE QUIRÓFANO
Como relata una crónica de EL
DIA, la jornada de la operación arrancó cargada de expectativas en el Hospital
Gutiérrez. Decenas de estudiantes de Medicina se habían reunido en la cafetería
para seguir los pasos del procedimiento quirúrgico que se trasmitía por
circuito cerrado; algunas enfermeras comentaban una posible visita de Diego
Maradona y todo el lugar estaba alborotado por las cámaras de televisión.
En el centro de la escena, Juana
Luffi, que había peleado mucho para tener esa oportunidad, había ingresado al
quirófano a las 8.15 y tenía por delante una compleja operación. Durante las
siguientes siete horas se le iba a extirpar el pene y la bolsa escrotal con sus
testículos no funcionales, se le construiría una cavidad genital, se le
moldearía una vagina con técnicas de cirugía plástica y se le acondicionarían
nuevas vías para poder orinar.
“Si bien las técnicas que aplicamos entonces
no tiene nada que ver con las tenemos en la actualidad, sin duda fueron la base
de lo que estamos haciendo hoy”, comenta el doctor Fidalgo al explicar que tras
el éxito que tuvo aquella primera cirugía su equipo comenzó a recibir la
consulta de otros pacientes, en su mayoría transexuales, que no sabían a quién
recurrir y que los obligaron a seguir capacitándose cada vez más.
REFERENTE EN EL PAIS
A partir de la operación de
Juana, el equipo de Urología (hoy Area de Reasignación Genital) del Hospital
Gutiérrez comenzó a recorrer un camino que terminaría por convertirlo en uno de
los principales referentes de este tipo de intervenciones en el país.
Y es que si bien al principio
sólo atendían a unos pocos pacientes al año, a partir de 2012 con la entrada en
vigencia de la Ley de Identidad de Género Autopercibida -que introdujo la
posibilidad de solicitar las prácticas médicas necesarias para adaptar el
cuerpo a la identidad sexual en que se reconoce cada quien- su cantidad de
consultas creció en forma exponencial. De hecho, actualmente atiende a unas 800
personas por año provenientes de todo el país e incluso del exterior.
Si bien su prestigio suele asociarse
a las cirugías de resignación genital, el equipo del Gutiérrez realiza una
diversidad de intervenciones, no sólo quirúrgicas, para personas trans. Entre
sus prácticas habituales se encuentran terapias de hormonización, adecuaciones
de tórax, dermolipectomías y colocaciones de prótesis. Como establece la ley de
Identidad, el Area de Reasignación Genital del Gutiérrez ofrece atención
integral. De ahí que su equipo no sólo esté compuesto por médicos de diversas
disciplinas sino también por una fonaudióloga y una psicóloga, entre otros
profesionales que trabajan a la par.
800 consultas
Hace veinte años excepcionales, las operaciones
para adaptar el cuerpo a la identidad sexual pasaron a ser algo habitual. Sólo
en el Hospital Gutiérrez se atienden unas 800 consultas al año provenientes de
todo el país e incluso del exterior.