A poco menos de dos años del brutal asesinato de Ariel Lido Gomila, se registró un nuevo hecho delictivo en el mismo campo.
La información fue dada a conocer por Juan Manuel, nieto de Ariel, quien tomó conocimiento del episodio esta madrugada, a partir del accionar de la Patrulla Rural.
Minutos antes de que delincuentes violentaran la casa, un móvil había identificado a sospechosos en la zona, aunque como tenían la documentación al día no tuvieron impedimentos para seguir circulando.
Este es el texto publicado por
Juan Manuel Gomila sobre lo sucedido:
“En el día de ayer, cuando
pensamos que ya comenzaba a sanar el dolor de olvidar toda una historia de vida
y aceptar que la violencia, la delincuencia, la inseguridad y la inacción
policial, judicial y política nos obligaba a abandonar nuestro lugar en el
campo y convertir todo aquello en una olvidada tapera, escribí unas líneas
tratando de atesorar lo bueno, lo sano, los hermosos años vividos allí.
Pero recibí en la madrugada un
nuevo llamado, como el de aquel trágico 6 de febrero donde la voz de mi abuela
daba indicios que lo peor había pasado. Del comando rural me dan avisan que han
violentado la casa, y les aclaro que ya hemos perdido la cuenta de las
anteriores violaciones a la propiedad y al recuerdo, y han robado parte de lo
poco que habíamos dejado para realizar el último viaje de mudanza hacia el
pueblo.
Imaginen ustedes, décadas que
deben ser trasplantadas en días, pues esto es peor que en la guerra, no existe
la tregua.
La patrulla había pasado por la
quinta 30 minutos antes de recibir un llamado con la denuncia de ver en el
lugar una camioneta blanca sospechosa, cuando retornan allí encuentran el hecho
consumado y comprobamos vía telefónica los faltantes; la comunicación se interrumpe porque los patrulleros
comienzan la persecución a una camioneta blanca que a las 2.00 am estaba
transitando los callejones de la zona; paran el vehículo, el mismo que reunía
las características de lo denunciado por un anónimo, solicitan papeles, los
cuales estaban en regla (convengamos que hay mucho ladrón de auto importando y
por ende tener una VTV al día no santifica a quien conduce). Pues la persona
muy tranquilamente contestó que había salido a realizar unos mandados, entre
ellos comprar pan.
Los efectivos rurales, a los
cuales mi familia les agradece los servicios prestados, no pudieron retener ni
al vehículo ni al conductor considerando que parte de las cosas habían sido
descargadas en distintos lugares para convertir esa camioneta delincuente en un
recurso para ir a comprar pan en la madrugada en un camino rural vecinal.
Queridos amigos estamos al borde de la jungla, de la locura también, pues nada está a favor de la honradez sino de quien hace de lo ajeno lo propio. Lamento que las fuerzas policiales, que esta oportunidad merecen mi reconocimiento, tengan las manos atadas para accionar, para realizar allanamientos, averiguación de antecedes. Lamento que nos silencien la voz, nos hieran el corazón y nos roben el fruto del trabajo”.