La familia de Ariel Lido Gomila dio a conocer un documento a través de las redes sociales, a dos años de su asesinato.
Bajo el título “Enseñanzas de una partida inesperada”, comparten reflexiones sobre lo sucedido, y recuerdan a la víctima del brutal episodio, todavía impune.
Este es el texto completo:
“Enseñanzas de una partida
inesperada
Hoy, 6 de febrero, se cumplen dos
años del asesinato de ARIEL LIDO GOMILA.
¿Qué fue lo que pasó aquella
madrugada? Lo que a diario nos sigue sucediendo: la imposibilidad de vivir
seguros en el sitio donde elijamos y de la manera en que decidamos hacerlo.
¿Quién era Ariel? Un hombre común
pero un ser extraordinario: argentino de 77 años, esposo, padre y abuelo, productor
rural, pescador, amante de Independiente, honrado, laborioso y noble.
¿Quién lo mató? El sistema que
perversamente convierte en socios criminales a quienes tienen el deber de
protegernos.
Querido Ariel: durante estos 24
meses fueron muchas, tal vez demasiadas y agobiantes, las preguntas que nos
hemos hecho. Pero hay una para que la que hemos hallado sobradas respuestas,
tristes algunas y providenciales otras.
Preguntarnos qué enseñanzas nos
dejó tu partida inesperada es, nos parece, la forma más insigne de convertir tú
fugaz, injusta y perturbadora muerte en un suceso de crecimiento en los valores
de la familia y la comunidad.
Nos enseñaste…
Que el poder corrompe cuando no
somos valientes para elegir el camino de la honestidad moral.
Que la droga es el eslabón que se
repite una y otra vez entrelazando criminalmente a una oscura fracción de la
política, la justicia, las fuerzas de seguridad y el empresariado.
Que no todo es blanco o negro,
que hay grises, pero que no hay tibieza válida cuando la omisión se convierte
en complicidad.
Que somos una sociedad
extremadamente vulnerable y doliente, pero no lo suficientemente solidaria con
el dolor y la lucha del prójimo.
Que nos están matando física y
moralmente con la desidia política, legislativa y judicial.
Que es momento como sociedad de
empoderarnos de empatía y de valores.
Que la delincuencia es ya un
problema estructural de nuestra comunidad, y no una suerte de ensayos
esporádicos.
Que no debemos resignarnos a la
mutilación de derechos adquiridos, más bien es nuestro deber luchar intelectualmente
por ellos.
Que en una sociedad gobernada por
la eficacia de los fines y no por la honradez de los medios, no podemos
claudicar a la exigencia de transparencia, honradez y sensibilidad.
Que ya no somos un “pueblo chico”
pero que aún podemos evitar ser un “infierno grande”.
Que la familia y los amigos son
siempre el refugio del alma.
Que la vida es el don más
preciado.
Deseamos de corazón que estas
enseñanzas se conviertan en aprendizajes y vivencias constantes. No olvidaremos
quién fuiste, por qué dejaste de ser, quiénes no quisieron la verdad y quiénes
sí. No olvidaremos que en la madrugada del 6 de febrero de 2016 luego del
sonido desgarrador de los disparos que
sepultaron tu cuerpo, tu alma llegó hasta lo más alto del cielo y desde allí
nos ilumina en esta lucha por verdad, justicia y castigo.
TE AMAMOS Y RECORDAMOS.
TU FAMILIA”