En una Asamblea histórica, el arquitecto Fernando Tauber fue electo como nuevo presidente de la Universidad Nacional de La Plata para el período 2018-2022.
Con el voto favorable de 260 asambleístas de los 270 que componen el cuerpo, se convirtió en el candidato a presidente con más apoyo desde el retorno de la democracia.
La candidatura de Tauber obtuvo el apoyo del 96% de la comunidad de docentes, graduados, estudiantes y no docentes, que confirmaron en las urnas el respaldo a un modelo de gestión universitaria que se define como “abierto, inclusivo y con fuerte compromiso social”.
Basado en un proyecto que apunta a continuar y fortalecer la actual gestión de la UNLP, Tauber sucederá al licenciado Raúl Perdomo al frente de esta casa de estudios durante el período 2018-2022.
El plenario se desarrolló con total normalidad y los asambleístas debatieron durante más de 7 horas en el repleto salón de actos de la Escuela Graduada Joaquín V. González.
“Ustedes no han votado hoy a un candidato, han votado un proyecto de universidad”, señaló Tauber tras ser ungido por la Asamblea. “Nos queda mucho por hacer, siempre vamos a ir por más, por la ofensiva. Queremos que los jóvenes ingresen, permanezcan y se reciban en nuestras aulas”.
Tal como quedó plasmado desde el lanzamiento de su
candidatura a mediados de 2017 Tauber recordó que “nuestra prioridad va a ser
profundizar nuestra política académica para generar más graduados de calidad;
queremos más profesionales, defenderlos y ayudar a nuestros recursos humanos
formados, porque nos fundaron para ser la universidad que apuntale el
desarrollo nacional“
Sobre su futura conducción de la UNLP, anunció: “nuestro
compromiso es abrir el tan ansiado turno noche en el Comedor Universitario y
terminar el Albergue Estudiantil, con más plazas para alojar a los pibes que
menos tienen”.
También se refirió al proyecto de profundizar las políticas
de educación formal alternativa, especialmente a través de la Escuela de
Oficios y otras herramientas de capacitación. En este sentido afirmó “desde la
UNLP tenemos que hacer todo el esfuerzo para mejorar la calidad de vida de
muchos chicos que no vienen a la UNLP en busca de un título, pero sí de una
opción de futuro”.
Es la segunda vez que Fernando Tauber llega a la presidencia
de la UNLP, cargo que ejerció en el período 2010-2014. Anteriormente se
desempeñó también como director de Asuntos Municipales, secretario de Extensión
Universitaria, secretario General, y vicepresidente del Área Institucional,
cargo que ocupa actualmente.
Fernando Tauber, sampedrino
Llegó con su familia a San Pedro en el año 58, a sus dos
años de edad.
Hizo la escuela primaria en la Escuela nº 6 ("la de
frente al tanque") hasta 5º grado y los dos últimos en la Escuela nº 1
("la de frente a la plaza de la iglesia"). Luego hizo la secundaria
en el Colegio Nacional y se recibió de bachiller siendo abanderado y con el
promedio más alto hasta ese momento (9,51 de promedio de los cinco años).
Se fue a estudiar a la UNLP en 1974 cuando aún tenía 17
años.
Mientras estuvo en San Pedro fue inquieto: ganó y tuvo
premios en concursos de pintura, poesía, ensayo -algunos nacionales-, tanto en
la primaria como en la secundaria.
En la primaria fundó y dirigió un periódico infantil
("Primeras Hojitas") y en la secundaria otro ("Libertad bajo
Palabra"), presidió el Centro de Estudiantes Secundarios, fue presidente
de la agrupación estudiantil de su curso y como tal fue en 1973 al programa
televisivo de preguntas y respuestas "Feliz Domingo" conducido por
Orlando Marconi, competió y ganó el premio de la época que era un auto cuya
venta nos permitió pagar el viaje de fin de curso para todos.
También fue bastante viajero. Mientras vivió en San Pedro
viajó por Europa Occidental, también -en esa época- por Europa Oriental,
Rusia... En américa por Paraguay, Brasil, Perú, Bolivia, recorriendo todo el
nuestro país. Siempre sólo o con amigos, sin los padres.
Como muchos sampedrinos los momentos de ocio los compartió
con entrañables e inolvidables amigos y compañeros y los repartía entre
"el Butti" bar y santuario obligado del centro, el Club Náutico y la
costa del Paraná con interminables horas diurnas y nocturnas de pesca y asados.
Desde muy chico repartió su
tiempo ocupado entre el estudio (también estudió francés, inglés,
italiano, guitarra, se recibió de profesor de música y de acordeón a piano y
rindió y aprobó libre el ciclo básico de perito mercantil).
Trabajó de dependiente de almacén, de ayudante de taller
mecánico, de peón en campos frutales, en la planta fraccionadora de gas de su
padre, en tareas de forestación en las islas y embarcado como marinero en
barcazas de transporte de hacienda y madera, lugares en los que pasó meses de
sus vacaciones, incluso ya iniciada la facultad.
Su padre Guido falleció años atrás, mientras que su madre Nora vive en San Pedro, frente al río.