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El 19 de abril de 2018, San Pedro vivió uno de sus crímenes más atroces. Mariela Figueroa, de 37 años, fue asesinada a balazos por su ex pareja, Alberto Lafuente, en la puerta de su casa ubicada en la esquina de calle 60 y Obligado, del barrio ARCOR.
Su hijo Emerson, de 13 años, recibió dos proyectiles en la cabeza, aunque sobrevivió, y continúa hoy con un largo proceso de recuperación. Hace pocas semanas recibió de prótesis en su cráneo.
Lafuente escapó en bicicleta esa mañana. Acorralado por la policía, al llegar la noche se recostó sobre la tumba de su madre en el cementerio parque y se suicidó con el mismo revólver, calibre 38, con el que cometió el femicidio.
Quienes conocían a la víctima insisten desde entonces en remarcar que había dado múltiples señales previas al crimen, sin ser debidamente escuchada.