Familiares de niños abusados en el Jardín Belén y representantes de A.C.A.Se (Agrupación contra el Abuso Sexual) manifestaron en los Tribunales de San Nicolás, en donde reclamaron contra la liberación del sacerdote Tulio Matiussi, uno de los imputados en la causa.
Los manifestantes concentraron en la esquina de Guardia Nacional y Mitre, en donde desplegaron carteles y colgaron peluches con frases que habrían sido utilizadas durante los abusos para intimidar a las víctimas.
En la convocatoria, los familiares de los pequeños plantearon que movilizaban "por los derechos de los niños, para que se les garantice un proceso justo, honesto y transparente". Además, pidieron a los jueces que sean independientes de la Iglesia, la institución más antigua y encubridora del mundo".
Tras la concentración en Tribunales, marcharon desde la puerta del Obispado hasta el Santuario de Nuestra Señora del Rosario. En ese lugar volvieron a dejar los muñecos como muestra de la inocencia perdida por los niños, leyeron el petitorio y soltaron globos blancos. Los manifestantes apuntaron al Rector del Santuario, Luis Prietto, quien "acogería y daría residencia a Matiussi tras su liberación".
La causa Vale recordar que el Juez de Garantías 1, Ricardo Pratti, ordenó por pedido del Fiscal Hernán Granda la detención de los imputados Tulio Matiussi (sacerdote) y Anselmo Ojeda (portero). Sin embargo, los Jueces Guillermo Martínez y Eduardo Alomar, de la Cámara de Apelaciones, decidieron hacer lugar al reclamo de la defensa, liberando al cura y dejando en prisión al portero.
Los familiares de los niños abusados denuncian que en el fallo de Cámara tuvo una directa influencia el vicepresidente de la Cámara de Apelaciones, Dr. Alberto Moreno, padre del abogado Gustavo Moreno, quien defiende al sacerdote por instrucción del Obispado.
Al mismo tiempo, plantean que el Obispo Hugo Santiago "protegió y sostuvo públicamente su inocencia en un acto público en San Pedro" sin recibir nunca a las familias de las víctimas ni responder los llamados o pedidos de ayuda.
"El Poder Eclesiástico no puede, ni debe ser ajeno al dolor de quienes han sufrido violencia sexual y psicológica, sumada una y otra vez, a la impunidad, el silencio, la desprotección y la arbitrariedad padecida” concluyó la madre de dos de las víctimas, en declaraciones a medios nicoleños.