Un importante hallazgo, publicado internacionalmente por la "Journal of South American Earth Science", fue realizado por el Museo Paleontológico de San Pedro y podría introducir cambios en el estudio de estos animales
Hace tiempo que los paleontólogos saben que ciertos géneros de perezosos prehistóricos desarrollaron una intrincada red de pequeños huesos dérmicos llamados osteodermos para fortalecer su piel ante el ataque de los depredadores. De esa forma, animales como los Milodontes o los Glosoterios, lograban disminuir las heridas provocadas por sus atacantes.
El equipo del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres” ha descubierto una nueva forma de armadura flexible en el cuerpo de un perezoso desconocido.
El lugar donde se hallaron las piezas es un campo propiedad de la firma arenera Spósito S.A., un área de barrancas y cortadas naturales que ha aportado numerosos e importantes fósiles a la colección del museo. El sitio, enmarcado por extensos humedales, es un lugar propicio para el trabajo del Grupo Conservacionista de Fósiles, equipo del museo de San Pedro. Allí, en sedimentos depositados hace más de 500.000 años, se descubrió un grupo de más de 130 huesillos dérmicos de un perezoso gigante.
José Luis Aguilar, impulsor del Museo Paleontológico de San Pedro y descubridor de las pequeñas piezas fósiles, explica al respecto: “La presencia de estos pequeños huesitos llamados osteodermos en la piel de aquellos grandes perezosos se conoce desde hace tiempo. En los Milodontes, estos huesitos siguen un patrón globoso, casi sin irregularidades. En los Glosoterios, esa forma general es algo aplanada, arriñonada. Este grupo que acabamos de encontrar en Campo Spósito posee un patrón geométrico definido. Diferente a todo lo conocido. Una forma octaédrica, bipiramidal. Como dos pirámides unidas por su base. Entre el grupo de estos 130 osteodermos que pudimos recuperar en ese sedimento, los hay desde unos 3 hasta unos 13 milímetros de largo.
Basados en observaciones de este tipo de formaciones en la piel de los perezosos prehistóricos, ahora potenciadas con este descubrimiento, desde el Museo no tenemos dudas que la forma de estos particulares huesillos era propia de cada género. Es decir, que cada género de perezoso desarrollaba una forma particular en los osteodermos de su piel. Cada género tenía una forma distinta de armadura flexible embebida en el cuero que cubría al animal.
Con este descubrimiento, si bien no sabemos a qué perezoso perteneció este conjunto de osteodermos, se refuerza esta idea ya que empezamos a conocer que había variados patrones de forma en la piel de estos grandes mamíferos fósiles”.
El artículo donde se describe esta nueva forma de armadura flexible para la comunidad científica mundial acaba de ser publicado por la Journal of South American Earth Sciences, revista especializada de relevancia internacional. El trabajo está firmado por Luciano Brambilla (Universidad de Rosario), Augusto Haro (Universidad Nacional de Córdoba), Marcelo Toledo (Instituto de Geociencias de Buenos Aires) y José Luis Aguilar (Museo Paleontológico de San Pedro).
El investigador Dr. Luciano Brambilla (UNR), señala que “como la forma externa de los huesos de la piel de este antiguo perezoso es tan particular a simple vista, también estudiamos la estructura interna a nivel microscópico. Cortamos finas láminas a partir de algunos de los huesitos bipiramidales y descubrimos que el patrón de fibras observado en estos osteodermos era muy denso y novedoso, algo que también ayuda a caracterizar a estos pequeños elementos. Es un enigma aún por responder a qué especie de animal pertenecieron porque no hay en las colecciones nada que se parezca a estos osteodermos. Mas aún, es relativamente poco el conocimiento que tenemos sobre perezosos de tanta antigüedad como los que se encuentran en los yacimientos de San Pedro y recién comenzamos a entender aspectos de su naturaleza y diversidad”.