Un fragmento de la coraza de un armadillo extinto que pesaba, en vida, unos 200 kilogramos fue descubierto por el joven Santiago Montes García, maquinista de Empresa Eligio Biscia, en sedimentos depositados a finales de la Edad Ensenadense.
La pieza fue observada por el joven entre la tosca de un cargamento listo para salir de la cantera. De inmediato lo recuperó y lo acercó al Museo Paleontológico de San Pedro para ponerlo a disposición del Grupo Conservacionista de Fósiles.
El fósil corresponde a una sección de la coraza que protegía el cuerpo de un Neosclerocalyptus, un género de armadillos gigantes o gliptodontes que fueron muy exitosos en la llanura pampeana prehistórica. Su longitud total rondaba los 1,90 metros y su peso era de unos 200 a 220 kilogramos.
Si bien fueron animales numerosos y es frecuente hallar fragmentos de ellos, el fósil descubierto por Santiago Montes es muy valioso ya que perteneció a un juvenil que no había completado su desarrollo. Al compararlo con un ejemplar completo que posee el Museo Paleontológico en su colección, se pueden observar notables diferencias entre adulto y juvenil.
Las placas que conformaban la coraza de estos mamíferos, a medida que se desarrollaban, se iban expandiendo y su ornamentación de superficie se alisaba. En el ejemplar descubierto por Montes, se observa a simple vista que las figuras centrales de cada placa están deprimidas, hundidas. Esto se debe a que el animal todavía no había completado su desarrollo corporal y a su coraza le faltaba “madurar”, finalizar su expansión.
El hecho de poder contar con un material así, que aporta información sobre una etapa en el crecimiento de un animal y permite notar diferencias con otros adultos de su especie, es un hecho poco común y muy valorado en paleontología.
Desde el Grupo Conservacionista se agradece a Santiago Montes García y a Empresa Eligio Biscia por este valioso aporte a la colección del Museo y su permanente apoyo a la tarea de su equipo. También al Dr. Alfredo Zurita (CECOAL-CONICET) por su colaboración.