Pobladores de distintos sectores de islas intentan controlar el avance de las llamas con distintos mecanismos de defensa de sus propiedades.
"Tenemos que correr unas treinta o cuarenta colmenas de lugar. Estamos desde las 4.30 de la madrugada tratando de apagarlo. Estamos en la isla Los Ratones, el fuego viene de norte a sur, sobre la costa de Los Lobos" narró Ariel Paz en "Equipo de Radio". "Esto viene de hace 14 días, y nunca paró de arder, desde que le prendió la casilla al vecino. El fuego llegó a la costa de Los Lobos y se apagó, pero siguió de otro lado" remarcó.
Aproximadamente una decena de personas, contando familiares y amigos de Paz, intentan controlar el avance de las llamas anegando algunos sectores. "Trajeron una bomba en el barco, trajeron otra motobomba y un tanque australiano junto con unos 400 metros de manguera. El trayecto de la costa lo vamos a ir apagando con la bomba del barco.
La otra bomba la vamos a poner al tanque y con un vehículo vamos llevando hasta donde está el fuego" agregó.
El inicio del fuego es impreciso, pero se origina a varios kilómetros.
"Esto viene de 18 kilómetros por lo menos. Todos lo que es pastizales tienen 3 metros de alto. Esto no se quemó nunca desde la creciente del 2015. Son campos que siempre tienen agua, pero con la sequía que hay, pasa por arriba de los espejos de agua. Lo normal es mantener siempre limpia la zona en donde uno vive, pero ahora se desbordó. Hay unos 25 kilómetros que podés caminar tranquilamente sin encontrar nada" precisó el isleño.
Con crudeza, describió los efectos del fuego en la fauna de la zona: "Fuimos por un albardón a ver dónde estaba el fuego. Caminamos hasta 50 metros del fuego. Como íbamos a favor del viento el calor no venía para nosotros. Cuando llegamos, era increíble la cantidad de pájaros que volaban para todos lados, desesperados. Nunca había visto semejante cantidad de pájaros. Después, ratas, ratones, nutrias, que salían despavoridos".
Paz remarcó, con relación al origen de los siniestros: "Muchas veces pasaba, antes de la pandemia, que venía gente a pescar o a cazar, y por un descuido dejaba algo prendido y el fuego avanzaba hasta donde vivíamos. Por eso muchas veces nosotros limpiábamos alrededor de las propiedades. Ahora lo que pasó es que como está todo tan seco, prendés y se va el fuego sin control, porque al estar secos los arroyos y las lagunas, en donde se frenaba, se comunica todo".
Además, fue poco optimista con respecto a que el clima pueda ayudar a apagar definitivamente los focos: "Para que pare esto, no tendrían que llover menos de 200 o 300 milímetros".