Dos grandes molares que pertenecieron a un megaterio (Megatherium americanum), fueron descubiertos por integrantes del Grupo Conservacionista de Fósiles, en el yacimiento de Campo Spósito, ubicado en el Bajo del Tala, partido de San Pedro.
José Luis Aguilar y Julio Simonini los divisaron en un corte de terreno, hace unas semanas atrás, aflorando entre las rocas. Las dos grandes piezas dentales, a pesar de no estar completas, miden unos 10 centímetros de largo y unos 5 centímetros de diámetro. Son de sección cuadrangular y la superficie de masticación posee bordes afilados en forma de bisel.
El más grande de los perezosos
El Megaterio fue un animal perteneciente al grupo de los perezosos terrestres y alcanzó un desarrollo superior al de muchos de sus parientes prehistóricos, llegando a medir algo más de 5 metros de longitud, de la cabeza a la cola. Su esqueleto estaba conformado por huesos de importante tamaño preparados para soportar el gran peso del animal. Todo su cuerpo estaba cubierto por una densa pelambre y un grueso cuero que lo protegían de los depredadores.
Tanto los pies como las manos de estos enormes mamíferos estaban equipados con tremendas garras, gruesas y fuertes que le servían en la búsqueda de comida o en acciones defensivas.
Eran de andar lento y podían adoptar postura bípeda, tanto para alimentarse de los árboles que conformaban su dieta, como para caminar en breves recorridos o intimidar a posibles atacantes.
Megaterio poseía un cráneo algo estrecho en relación a su tamaño, con mandíbulas fuertes y altas y piezas dentales preparadas para machacar y triturar vegetales sin inconvenientes. Sus dientes no poseían esmalte y cuando se los encuentra en estado fósil, suelen ser quebradizos.
En San Pedro, sus restos fosilizados han sido hallados en diferentes canteras sobre el sector de barrancas, en sedimentos depositados en diferentes momentos geológicos.