Fueron casi 40 trabajadoras y trabajadores entre 18 y 59 años, que realizan trabajo eventual y con mucha experiencia . Antes de comenzar, el 74% manifestó que no había pensado que se podían tomar medidas para que la tarea "no duela", pero al ritmo provocador del docente, se fueron animando a compartir sensaciones sobre la dificultad y dureza de la labor.
Martin Moro fue el kinesiólogo y fisiatra invitado para generar este espacio de reflexión sobre el propio cuerpo. El especialista de la localidad de Goya, Corrientes, hace tiempo que se interesa en las consecuencias del trabajo rural en el cuerpo, y se fue especializando en la prevención de los del tabaco, la frutilla y el tomate, por su zona. Incluso lleva adelante un programa orientado a la salud de la columna vertebral a nivel comunal.
El encuentro se centró en mostrar cómo los movimientos repetitivos e involuntarios van generando aprendizajes automáticos, de los que no tenemos conciencia, y que pueden terminar en lesiones complicadas y dolorosas. En contraposición propone el pensar en esos movimientos y tratar de introducir otros que vayan enseñando “al cuerpo” a cuidarse. Basándose en un estudio del INTA del Ing. Ignacio Paunero, mostró cómo a lo largo de la jornada, la cosecha iba disminuyendo, y propuso hacer una mejor distribución del esfuerzo como otra alternativa de mejora. Además, tras observar la práctica de estar encorvado hacia adelante durante la cosecha y descansar en la punta de los surcos sentados en los canastos de la misma forma, propuso cambiar eso por una posición horizontal boca abajo y con la posibilidad de realizar el movimiento contrario en la espalda. Los aprendizajes indican que realizar la tarea con descansos cortos y ejercicios además de cuidar el cuerpo del trabajador, aumenta la producción. Durante toda la capacitación, las y los asistentes compartieron sus sensaciones, y sus dudas respecto a cómo implementar estos cambios, donde necesariamente quien les emplea debe reconocer los beneficios que estas prácticas también traen a la producción.
Al finalizar, quienes estuvieron presentes, recibieron un “mat de yoga” para llevar al campo o utilizar en su casa y hacer algunos estiramientos, así como un kit orientado a la prevención del Covid 19 que fue preparado por el equipo del RENATRE. En viernes, después de una semana en la que muchos están trabajando en durazno, fue un espacio de capacitación que aspiró a dejar instalada una alerta sobre la problemática. También hubo un comercializador que ingresa al momento de la cosecha y tiene su propia cuadrilla, que se mostró interesado y realizó muchas preguntas para avanzar en algunos ajustes, por el interés que despertó la actividad.
Esta actividad comenzó en marzo observando la cosecha, entrevistando a quienes la llevan adelante, a quienes contratan la tarea y luego debatiendo con quienes conocen el tema desde diferentes aristas. Pero todavía queda mucho trecho para ampliar este tipo de actividad al universo de quienes las realiza y explorar con quienes requieren la tarea algunos cambios en la demanda que parecerían podrían redundar mutuamente.
