El descubrimiento fue realizado a escasos 5 kilómetros de la ciudad, en una capa de sedimentos de origen eólico, es decir, que fueron depositados por vientos de mayor intensidad que los que hoy predominan en la región.
El equipo del Museo estuvo conformado por José Luis Aguilar, Julio Simonini, Walter Parra y Javier Saucedo, quienes acudieron al aviso de Gastón y Miguel Cáceres, vecinos que observaron los primeros fragmentos. Se lograron recuperar partes de un cráneo, escápula, mandíbula, dientes, vértebras, pelvis, tibias, húmeros y un brazo muy completo y articulado. Todo el conjunto suma unas 40 piezas de diferentes individuos.
Los huesos fosilizados fueron hallados en un área reducida, por lo que se cree que se trata de animales que podrían haber conformado un mismo grupo o manada, un detalle que permitirá profundizar en el estudio de ciertos aspectos biológicos de estos animales.
El análisis detallado de los fósiles descubiertos será una tarea conjunta entre el Grupo Conservacionista de San Pedro, el Dr. Germán M. Gasparini, de la División Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata y el Dr. Nicolás Chimento, del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”; ambos investigadores científicos de CONICET.
Los Dres. Gasparini y Chimento, explican que “este hallazgo tiene una gran relevancia científica por varias razones, entre las cuales se pueden mencionar, la variedad y abundancia de los materiales fósiles, las edades relativas de los ejemplares hallados, el excelente grado de preservación y su procedencia geográfica y estratigráfica. Teniendo en cuenta todas estas particularidades, se realizará conjuntamente con el Grupo Conservacionista de San Pedro, una investigación con un enfoque integral (sistemático, anatómico, estratigráfico, paleobiogeográfico y paleoecológico). De manera preliminar nos inclinamos a pensar que podría tratarse de un grupo o pequeña manada de ciervos pertenecientes al género Hippocamelus, cuyos representantes vivientes son denominados comúnmente huemules o tarucas. Estos mamíferos rumiantes habitaron las llanuras bajas de América del Sur durante el Pleistoceno; sin embargo, en la actualidad, habitan zonas andinas de Perú, Chile, Bolivia y Argentina. Escasos restos fósiles de estos ciervos han sido registrados en Bolivia, Uruguay y Argentina, precisamente en las provincias de Corrientes y Buenos Aires. Sus representantes vivientes son de mediano tamaño (entre 40 y 100 kilogramos) y poseen una altura al lomo del animal, no mayor a los 90 centímetros. En estos momentos estamos realizando estudios morfológicos y morfométricos comparativos con otras especies de ciervos sudamericanos, tanto fósiles como actuales”.
Desde el Museo Paleontológico de San Pedro esperan obtener la mayor información posible de este grupo de ciervos, tanto de la especie en sí como del comportamiento de esta pequeña manada.
“Estos son hallazgos muy inusuales”- explica José Luis Aguilar, desde la Dirección del Museo-. De hecho, que sea un grupo aparentemente de una misma especie, conformado por ejemplares de distintas edades y en diversas etapas de desarrollo, lo hace prácticamente único en nuestro país. Además, en caso de poder confirmar que se trata de ciervos pertenecientes al género Hippocamelus, su estudio permitirá inferir cómo era clima y el ambiente en la región durante la edad Lujanense, ya que estos animales hoy habitan en condiciones muy diferentes a las que tenemos actualmente en la región pampeana. Estos ciervos, hoy habitan zonas andinas de Chile, Bolivia, Perú y Argentina. Encontrar un grupo fosilizado en latitudes tan bajas como el norte bonaerense, podría sugerir cambios climáticos muy marcados para el período en el que vivieron estos animales en nuestra zona.”
