El Grupo Conservacionista difundió la existencia de una zanja cavada en 1860, para unir la laguna con el Paraná.
El dato histórico reavisó la polémica sobre la pérdida del espejo de agua.
Durante un análisis minucioso del plano de 1871, del primer proyecto portuario, publicado recientemente, el equipo del Museo Paleontológico notó que los ingenieros que lo realizaron dibujaron una delgada línea, al norte de la laguna, que la unía con el río Paraná. La sorpresa fue en aumento cuando, al revisarlo en gran resolución, contra la línea que parecía un canal aparecía la leyenda “zanja abierta en 1860”.
Como es sabido, el canal Don Pablo fue abierto en 1969 para comunicar la laguna con el río Paraná y evitar, así, a los hombres de río, tener que dar la vuelta por el puerto. A los pocos meses, el pequeño paso o zanja, ya tenía varios metros de ancho y de profundidad debido a la tremenda fuerza del río.
La gran mayoría opina que esta excavación informal fue la “muerte” de la laguna de San Pedro, tal como era antiguamente. La sedimentación fue tremenda y los islotes, en pocas décadas, la fueron cerrando hasta el punto en el que hoy la conocemos.
Sin embargo, esta observación cartográfica realizada por el grupo del museo sobre el mapa de 1871, reaviva la polémica ya que, cien años antes, ya se había cometido el mismo error. Y este error, podría haber sido el comienzo del tremendo daño causado con los años a la hermosa laguna que teníamos.
La empresa inglesa a la que se le encargó la elaboración del plano/proyecto en el siglo XIX, observó y dibujó un pequeño canal de unos 170 metros de largo, cuya boca norte desembocaba en el Paraná de forma directa a la dirección de la correntada. Esta morfología de aquel canal, seguramente permitió el ingreso de gran cantidad de barro.
Este barro, en el extremo sur de dicho canal, encontraba una pequeña área de aguas abiertas en forma de pequeña lagunilla, de unos 100 m de largo y unos 30 m de ancho, que era parte de la laguna en sí misma. Desde el museo suponen que este sector fue el que primero se tapó y, a su vez, demoró la sedimentación en la laguna que ocurrió cien años después con la apertura del canal “Don Pablo” y la canalización del riacho San Pedro en lo que hoy conocemos como “Punta del Tordillo”.
Sin dudas, este canal cavado en 1860 pudo haber sido el comienzo de una serie de errores que eliminaron la perla turística de la ciudad.