Un tesoro paleontológico con más de 100 restos fósiles fue recuperado por el equipo del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres”.
Corresponden a ocho géneros de mamíferos fósiles que habitaron la región hasta hace unos 10.000 años atrás.
Las piezas fueron halladas a orillas de un río, luego de trabajos de remoción de sedimentos realizados por una empresa privada. Por el rápido accionar del equipo integrado por José L. Aguilar, Julio Simonini y Walter Parra, junto a Miguel y Gastón Cáceres (quienes fueron los primeros en observar los fósiles), se lograron recuperar los materiales antes de que fueran arrastrados por el agua al lecho del río y se perdieran para siempre.
En paleontología, este tipo de hallazgos se denomina “asociación faunística”, ya que es el descubrimiento de restos de diferentes especies o géneros que convivieron en un determinado lugar, en un período de tiempo acotado.
En este caso, se lograron clasificar partes óseas de ciervos prehistóricos, megaterios, gliptodontes (géneros Glyptodon y Doedicurus), macrauchenias (un llamativo animal con una pequeña trompa o probóscide como la de los tapires), toxodontes (similar a un hipopótamo actual), caballos fósiles y mastodontes (parientes prehistóricos de los elefantes actuales).
“Cuando vimos que se trataba de un conjunto tan impactante de piezas, no lo podíamos creer…”, comenta José Luis Aguilar, fundador y director del Museo Paleontológico de San Pedro. Y agrega, “siempre estamos a la expectativa de este tipo de hallazgos ya que, luego de los estudios pertinentes, terminan aportando excelente información vinculada al medio en el que habitaron los organismos a los que pertenecieron los restos. En este caso, fue doblemente satisfactorio ya que, no sólo vimos que se trataba de una gran diversidad de animales en un mismo lugar, sino que sus restos presentaban un excelente estado de preservación. Algo que facilita las investigaciones que posteriormente se realizan sobre los fósiles”.
Entre los restos descubiertos sobresalen, por su tamaño, dos mandíbulas de mastodontes adultos, con molares incluidos y parte de una defensa o colmillo muy bien conservado. Además, en este hermoso testimonio de la prehistoria de la región, hay numerosas pelvis incompletas de macrauchenias en diferentes etapas de desarrollo y varios fósiles de toxodontes, junto a varias decenas de piezas de ciervos fósiles de una especie aún no determinada. De los dos géneros de gliptodontes hay una rama mandibular impecable y parte de un tubo caudal o cola. Partes de extremidades y molares de caballos prehistóricos, complementan el cúmulo de fósiles recuperados.
El Dr. Luciano Brambilla, investigador del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Nacional de Rosario se encuentra analizando la gran diversidad de restos hallados, junto al equipo de San Pedro.
El biólogo explica que “el conjunto de fósiles reunidos muestra parte de la fauna extinta sudamericana del final del Pleistoceno, en la que se destacaban los animales de tallas gigantes y medianas. Entre ellos, los perezosos al igual que los gliptodontes representados en el conjunto recuperado se originaron a partir de un antepasado en común que vivió hace mas de 60 millones de años y evolucionaron hasta alcanzar las formas aquí encontradas en San Pedro. Por otra parte, toxodontes y macrauchenias no poseen actualmente ningún tipo de representante viviente que permita rápidamente asociarlos a animales conocidos. Sin embargo, a partir de fósiles como éstos se postula que Macrauchenia fue un corredor de talla alta posiblemente asociado a climas áridos y que Toxodon era un animal pesado relacionado a ambientes acuáticos que ocuparía un rol en el ecosistema tal como lo hacen actualmente los hipopótamos en África. Aún queda mucho por decir sobre la evolución e interacciones de estos animales del pasado de Sudamérica por lo que los hallazgos de estos conjuntos fósiles permiten avanzar en este sentido reconociendo los componentes de aquella fauna perdida”.