Descubren el fósil de un bagre de 200.000 años de antigüedad

Un equipo del Museo Paleontológico de San Pedro realizó un nuevo hallazgo de gran relevancia en el yacimiento de “Campo Spósito”: el fósil de un bagre de 200.000 años. La pieza, parte del cráneo del pez, fue descubierta durante tareas de muestreo en el Bajo del Tala que realizaban  José Luis Aguilar (Director del Museo Paleontológico de San Pedro), la Dra. Analía Forasiepi (IANIGLA-CONICET) y el Sr. Damián Voglino (el primero en observar el fósil en el terreno),  Este nuevo descubrimiento refuerza la teoría de que la zona fue un río prehistórico, lo que abre nuevas perspectivas para comprender la fauna y el ecosistema de la región durante el Pleistoceno medio. El pequeño hueso, de apenas 2 centímetros, proporciona valiosa información sobre las características del curso de agua y las especies que lo habitaban.

Encuentran un cuchillo presuntamente vinculado al Combate de Obligado


Un vecino de San Pedro descubrió, durante una jornada de pesca a orillas del Paraná, un cuchillo que podría haber sido utilizado en el Combate de Vuelta de Obligado de 1845. 

El Grupo Conservaconista informó que "Don Héctor “Tito” Silva es un hombre de uno de los barrios de San Pedro, muy querido por sus vecinos, que tiene un pequeño taller y en sus ratos libres, le gusta pescar y disfrutar del sonido del río, la vista de los barcos y los sonidos de la naturaleza".

El hallazgo se produjo hace 7 años, cuando caminaba con su pareja a orillas del río. M"otivado por su curiosidad, separó el sedimento que rodeaba al objeto con mucho cuidado. Su asombro fue grande cuando entre el barro pegajoso empezó a tomar forma la hoja de un antiguo cuchillo. Su mente lo llevó a la pregunta obligada: un cuchillo del combate?" se plantea el Museo Paleontológico. 

"Con esa antigua pieza en sus manos y ya de vuelta en San Pedro, lo guardó celosamente durante años, como una rareza. Pero unos años después, motivado por la tarea del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres” y sus hallazgos, decidió tomar contacto con sus integrantes. José Luis Aguilar y Javier Saucedo, acudieron a su llamado" comentaron desde la institución.


Antiguo y bien conservado

Desde el Museo de San Pedro, Aguilar comentó: “El largo total del cuchillo encontrado por Don Héctor Silva es de 31 centímetros. La hoja mide 20,5 cm. de longitud y el resto es el mango, que está hecho de chapa y forjado a golpes alrededor de la espiga que es una continuación de la hoja. El ancho máximo de la hoja es de 2, 7 cm y el espesor es de unos 4 milímetros. Su formato sencillo, sin ornamentaciones ni líneas que lo destaquen, lo aleja de los cuchillos y bayonetas que portaban las tropas que intervinieron en la batalla. Por este motivo, se cree que puede haber sido un cuchillo de usos varios, pensado para ser de utilidad en cualquier situación donde sólo se precisara un filo metálico que cortara lo necesario. A unos seis centímetros de la punta, presenta una importante melladura con faltante de material. Sin dudas, golpeó contra algo duro que le ocasionó el daño. Nunca sabremos en qué vicisitudes anduvo este viejo cuchillo junto a su dueño…”



El Grupo Conservacionista de San Pedro consideró que el aspecto general y el grado de oxidación de la pieza son inconfundibles. Para el equipo del museo se trata de un

objeto muy importante, que podría haber sido utilizado en el lugar por las personas que participaron de aquel hecho histórico.

El Profesor de Historia y especialista en armas antiguas, Osvaldo Gatto, comenta algunos aspectos de esta pieza. “Sin dudas, se trata de un cuchillo de construcción artesanal. De acero al carbono y forjado de forma tradicional; aunque su uso pudo ser muy variado. Sí bien no es un arma militar neta, es muy probable que haya pertenecido a la dotación de algún buque de mediados del siglo XIX. Presenta un solo filo y es muy interesante porque el espesor de su hoja y su diseño, nos sugieren que fue construido para ser sometido también a esfuerzos, prolongando su empuñadura. Pudo haber servido en una mesa como también de chuzo, ya que los jinetes de ese tiempo habían observado cómo los aborígenes fabricaban sus lanzas cortas también llamadas chuzos, con las que alcanzaban objetivos a cierta distancia lanzándolas desde el caballo como si se tratara de una lanza propiamente dicha”. 

Desde su taller en Rosario, donde replica armas antiguas de todo tipo, Gatto agrega: “Es de destacar que con todo este tiempo de erosión, aún presenta un espesor considerable y los cuchillos no solían construirse tan gruesos solamente para ser cuchillos de mesa. Esto último lo convierte en un objeto muy interesante pues motiva la imaginación sobre los objetos que se hallan muchas veces en lugares donde hubo batallas. Un cuchillo multiuso y muy interesante, que nos brinda un gran número de posibilidades”.