El brazo fosilizado de un animal que habitó durante la Edad Ensenadense, hace más de 700.000 años, fue hallado por el equipo del Museo Paleontológico de San Pedro en una zona conocida como Bajo del Tala, partido de San Pedro.
La extraordinaria pieza fósil fue descubierta durante una salida de campo conjunta, entre el equipo del museo de San Pedro e integrantes del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Nacional de Rosario.
El lugar del hallazgo es un predio propiedad de la empresa arenera Spósito S.A., un sitio ampliamente reconocido por la riqueza fosilífera que contiene el subsuelo del lugar y que fuera descubierto por el grupo del museo en 2001.
“El brazo encontrado en estos días, conserva todos sus componentes óseos en perfecta articulación, tal como estaban cuando el animal caminaba por estos lugares hace más de medio millón de años. La escápula, el húmero, la ulna, el radio y todos los pequeños huesos que conformaban la mano derecha de un mamífero de porte gigantesco que superaba la tonelada de peso, fueron extraídos del sedimento con sumo cuidado, protegidos en una cobertura de telas y yeso. Es una pieza fantástica que nos permite revisar la anatomía de este animal, con un nivel de detalle sorprendente. Hasta ahora, era prácticamente desconocida la morfología de las manos de este género de animales, para esa antigüedad”, explica José Luis Aguilar, director del Museo Paleontológico de San Pedro y uno de los descubridores.
“Debido a la extrema compactación que posee la capa de sedimentos donde fue hallado el conjunto fosilizado, fue muy dificultosa la extracción. Se necesitaron varias horas de trabajo e incluso improvisar una herramienta larga y cortante que permitiera llegar a la parte posterior del fósil”, comenta Aguilar. Y agrega, “junto al brazo del animal se lograron recuperar, además, una tibia, fíbula y parte de un pie, también articulados y en perfecto estado. Es un conjunto de restos que aporta un excelente material de comparación para investigadores que efectúen trabajos científicos sobre este grupo de mamíferos fósiles”.
La expedición estuvo conformada por Aguilar, Julio Simonini, Jorge Martínez y Walter Parra, del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres”; por el Dr. Luciano Brambilla, de la Universidad Nacional de Rosario y Santiago Pallero.
Con respecto a la importancia de este hallazgo, el Dr. Brambilla comenta que “los restos pertenecen a un armadillo gigante del género Doedicurus cuyos hallazgos consisten normalmente en simples placas que provienen de las corazas de estos animales. En este caso, se trata de mucho más que eso. La relevancia de este descubrimiento radica en que se trata del brazo y la mano perfectamente articulados más completos del género Doedicurus, para una antigüedad superior a los 700.000 años. A esta pieza se suma una de las patas parcialmente preservada, en un 70 %. Todo el conjunto se vuelve un hallazgo totalmente inusual que revelará una parte desconocida de la historia evolutiva de los Doedicurus. Mediante este ejemplar podremos medir y comparar los cambios en las manos y pies de estos animales a lo largo de miles de años, a fin de reconocer las adaptaciones que sufrieron en el proceso de evolución hasta antes de su extinción hace unos 12.000 años atrás”.