"Arenz & Antich, Editores" anunció la publicación del libro "San Pedro en el tiempo", del fotógrafo Hugo Banegas.
Con una reivindicación al concepto de "fotógrafo del pueblo", Banegas reflexiona: "La tecnología digital ha hecho que ese fotógrafo hoy esté en peligro de extinción. Su modalidad de trabajo, fue y es, muy abarcativa en la práctica de distintas especialidades fotográficas, sociales, culturales, industriales, deportivas, policiales, judiciales..."
En una publicación que comparte su editor, Jorge Sagrera, Banegas plantea además: "En su archivo se confunden fotos de bautismos, cumpleaños, casamientos, inauguraciones, actos y fiestas oficiales con imágenes de la visita de un presidente, un dictador, un pianista, un boxeador, un hombre en zancos y otro paseando un león por la calle...
Nadie, pobre o rico, se le hubiera ocurrido que no debía llamar al fotógrafo para eternizar un momento especial, no era un gasto, era un derecho. El fotógrafo de pueblo es alguien molesto, burlando custodios, apareciendo en púlpitos, escenarios, palcos oficiales, techos, torres, autos, árboles, moviendo botellas, platos, arrastrando familias, discutiendo con las modistas, enseñando a torpes novias o quinceañeras poses para lograr una mejor imagen".
Gracias a esa tenacidad, señala, "existen fotos y un río caudaloso de negativos que piden emerger en vertientes y manantiales luminosos". Su profesión, define, es de "especímenes que jamás dejan la cámara, en mi caso, ya jubilado, la llevo a todas partes como un block de apuntes".
Banegas se inició como fotógrafo en 1969 y trabajó para empresas como Papel Prensa (suyas son las fotos en las que puede verse a los directivos de Clarín y La Nación con el dictador Videla en la inauguración de la planta), ARCOR, Tuperware, Junta Nacional de Granos y la Municipalidad. "Siempre como independiente, lo habitual en los fotógrafos de pueblo" agregó.