Fernando Tauber fue declarado ciudadano ilustre de San Pedro

El intendente Cecilio Salazar encabezó este martes un emotivo acto en el que se declaró a Fernando Tauber Ciudadano Ilustre de San Pedro. La ceremonia, que se llevó a cabo en el Salón Dorado del Honorable Concejo Deliberante, contó con la presencia de familiares, amigos, autoridades municipales y el presidente del HCD, Pablo Vlaeminck. En su discurso, el intendente Salazar destacó la trayectoria académica de Tauber y su compromiso con la educación pública. "Fernando es un orgullo para nuestra ciudad. Su dedicación a la educación y su lucha por una universidad pública y de calidad son un ejemplo para todos nosotros", expresó Salazar.

Misa en homenaje a Fray Cayetano Rodríguez, a 200 años de su muerte


La Asociación de Amigos del Centro de Estudios Históricos de San Pedro llevará adelante a lo largo de este año un cronograma de homenajes a Fray Cayetano Rodríguez, con motivo de cumplirse 200 años desde su fallecimiento. 

"San Pedro es escenario de hechos históricos, es tierra fértil, paraíso del verde. Es tributo a la belleza natural y refugio para el descanso. Es también cuna de un prócer" reseña la institución presidida por Juan Manuel Gomila.

El sábado 21 de Enero, a las 20 horas, se realizará una misa en su honor, en la parroquia Nuestra Señora del Socorro. 


El prócer sampedrino

Cayetano Rodríguez nació en 1761 en San Pedro, por entonces un pequeño poblado que formaba parte de la Gobernación del Río de la Plata, en el Virreinato del Perú, y que ya entonces era conocido con el nombre de la actual localidad bonaerense. Criollo, era hijo del español Antonio Rodríguez y la porteña Rafaela Suárez. 

Con solo 16 años Cayetano ingresó al Convento de Buenos Aires, donde se ordenó como sacerdote franciscano, quizás influenciado por el convento que la orden había establecido en su pago unos años antes, lo que dio origen al pueblo.

Luego se trasladó a Córdoba donde realizó estudios universitarios y entre 1783 y 1790 dictó cátedra de Teología y Filosofía. De regreso a Buenos Aires fue profesor de Filosofía, Teología, Hermenéutica y física en el Convento Franciscano. 

El fraile abrazó la causa independentista desde mucho antes del Congreso de Tucumán. En 1807 escribió un poema dedicado a los esclavos que defendieron a Buenos Aires de las invasiones inglesas, y tiempo después trabó amistad con Mariano Moreno.

Tal era la confianza que le tenía, que tras la Revolución de Mayo, el creador de La Gaceta de Buenos Aires lo nombró director de la flamante biblioteca pública (hoy BIblioteca Nacional), cargo que desempeñó hasta 1814. 

Pero su labor no terminó ahí: en 1812 fue elegido vocal de la Asamblea constituida ese año, pero disuelta casi sin que pudiera funcionar. Luego fue diputado de la Asamblea General Constituyente del año XIII, quien le confió la redacción de su diario de sesiones, tarea que desempeñó hasta 1815. 

Incluso en 1812 escribió la que sería la primera letra del Himno Nacional Argentino por encargo del Primer Triunvirato. Con música de Blas Parera, la pieza se cantó por primera vez el 1 de noviembre de 1812 en el Cabildo. Sin embargo, la letra no convenció y al año siguiente el encargo recayó en Vicente López y Planes.

En 1815, Cayetano Rodríguez fue elegido como uno de los seis representantes de Buenos Aires en el Congreso de Tucumán, que se constituiría al año siguiente. Allí, como en la Asamblea del Año 13, fue el encargado de llevar las actas de las deliberaciones que terminaron con la declaración de la independencia, el 9 de julio de 1816.

Como poeta, además del primer himno, fray Cayetano escribió las Odas en honor de Carlos María de Alvear, del Cruce de los Andes y la Victoria de Chacabuco, y el panegírico en honor del General Manuel Belgrano, fallecido en 1820. 

Después del Congreso de Tucumán Rodríguez abandonó la vida pública y volvió a dedicarse exclusivamente a sus responsabilidades religiosas. Pero en 1822 fundó el periódico El Oficial del Día para oponerse abiertamente a la reforma eclesiástica de Bernardino Rivadavia, que proponía abolir el diezmo y suprimir varias órdenes religiosas. 

Luego de la promulgación de esas leyes, volvió a su retiro, y murió el 21 de enero de 1823 en el convento franciscano de Buenos Aires, a los 62 años de edad. En 1903 se inauguró un monumento de bronce emplazado en la plazoleta que lleva su nombre, sobre el boulevard sobre las barrancas.